1. YUG

  2. YOGA

  3. YOGHISMO

  4. UNA MATHESIS DE PSICOLOGÍA









Por el

Mahatma Chandra Bala

Dr. Serge RaYNaud de la FerRIère














MAHATMA CHANDRA BALA


(Dr. Serge Raynaud de la Ferrière)


El Mahatma Chandra Bala (Sublime Maestre RaYNaud de la FerRIère) simbolizando al Aguador (Era astronómica del Acuarius) al beber de su lotha, cumpliendo y personalizando así las palabras de Jesús el Cristo al proclamar que los que bebieren del agua espiritual no tendrá más sed. (Juan IV-13 y 14, y VII-37).







El Mahtama Chandra Bala en camino de peregrinaje. Un sannyasín tiene únicamente por todo equipaje su pequeño recipiente o lotha y su gerrua como vestido (dos pedazos de tela color azafrán).





¿Cómo curarse de las enfermedades? . . .

¿Cómo evolucionar espiritualmente? . . .



Un libro de filosofía oriental adecuado al Occidente



EL YOGHISMO

(UNA MATESIS DE PSICOLOGIA)



POR EL

MAHATMA CHANDRA BALA

Dr. Serge RaYNaud de la FerRIère



Supremo Regente de la Augusta GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL

Venerable Dignatario Superior de la MAHA SAT KUMBHA SANGHA

Presidente de la FEDERACION INTERNACIONAL DE SOCIEDADES CIENTIFICAS







SHANTI...!

Como expresión de mi homenaje a todos

los Grandes Sabios de la Antigüedad,

a los Gurúes del Pasado, del Presente y

del Futuro, y a todos los Yoghis.







Con mi reconocimiento a:



SHRI SWAMI GURUJI YOGASWAMI de Jaffna;

Profesor NAVARATMAN de Vannarpunai;

SWAMI GAURI BALA de Keerimalai;

Yoghi DAYA KUMAR de Chapra;

Gurú BABU PHALARI MAHARAJ de Kachneo;

SWAMI SIVANANDA de Rishikesh;

SHREE LAKSHMI KUMAR VAIDYA (doctor) Yoghi de Agra.







En memoria de mi peregrinaje al Monte Sagrado del KAILAS,

de mis visitas a los Templos del Himalaya

y de mi permanencia en los Retiros de las regiones tibetanas.









AUM TAT SAT...!

Al Maestre Raynaud de la Ferrière para quien

Rudyard Kipling parece haber escrito este poema.

Miss M. Dosmann. Londres, 1951.

S I

Por Rudyard Kipling


Si puedes estar firme cuando en tu derredor

todo el mundo se ofusca y tacha tu entereza;

si, cuando dudan todos, fías en tu valor

y al mismo tiempo sabes excusar su flaqueza;

si puedes esperar y a tu afán poner brida,

o blanco de mentiras, esgrimir la verdad,

o siendo odiado, al odio no dejarle cabida

y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad;


Si sueñas pero el sueño no se vuelve tu rey;

si piensas y el pensar no mengua tus ardores;

si el Triunfo y el Desastre no te imponen su ley

y los tratas lo mismo, como a dos impostores;

si puedes soportar que tu frase sincera

sea trampa de necios en boca de malvados,

o miras hecha trizas tu adorada quimera

y tornas a forjarla con útiles mellados;


Si todas tus ganancias poniendo en un montón

las arriesgas osado en un golpe de azar,

y las pierdes, y luego con bravo corazón

sin hablar de tus pérdidas vuelves a comenzar;

si puedes mantener en la ruda pelea

alerta el pensamiento y el músculo tirante

para emplearlos cuando en tí todo flaquea

menos la voluntad que te dice: “Adelante”;


Si entre la turba das a la virtud abrigo;

si marchando con reyes, del orgullo has triunfado

si no pueden herirte ni amigo ni en ;

si eres bueno con todos, pero no demasiado,

y si puedes llenar los preciosos minutos

con sesenta segundos de combate bravío,

tuya es la Tierra y todos sus codiciados frutos,

y lo que más importa, serás Hombre, hijo mío.


Entre todos los homenajes literarios ofrecidos al autor, es este poema de Kipling el que le fue dedicado mayor número de veces.













INTRODUCCION



Puede resultar útil, antes de abordar cualquier consideración tocante a la Yoga, hacer una previa, puntualización asaz indispensable, debido a que en esta obra se va a examinar una materia que se aplica a la auto-realización ontológica en igual forma que al manejo de la dialéctica, de la teorética, del discurrir del pensamiento, y de la misma Ciencia. Es en el sentido de que deseo dejar bien establecido que al escribir este libro jamás he tenido la pretensión de considerarme un SIDDHA1, ya que solo desde algunos años practico realmente la Yoga. En efecto, el SADHAK2 no lo es verdaderamente sino cuando se ha entregado por completo al éxtasis contínuo. El hecho no está en juzgar si éste es o no el camino a seguir. En cuanto a mí, tengo otras preocupaciones que de hecho, a la par que me privan del derecho al título de Perfecto Yoghi, me dejan, sin embargo, en libertad de manifestar mi opinión a este respecto.

Una multitud de obras han aparecido sobre la materia. Empero, es evidente que reina todavía una gran confusión en lo que concierne al tema de la YOGA, tanto al exponerla como al juzgarla. El verdadero Yoghi jamás escribirá sobre esto, dado que el estado mismo que él busca (SAMADHI) es esta beatitud supraconsciencial que suplanta todo otro pensamiento, y que coloca por tanto al sujeto en la más completa imposibilidad de manifestarse a sus contemporáneos.

En efecto: Hay que comprender que el Yoghi no aspira a otra cosa que a su perfeccionamiento, ni se interesa, en lo más mínimo por los demás. Esto, sin embargo, no debería dar base para calificarlo de egoísta, porque es justo reconocer que, según él, no se puede ayudar verdaderamente a sus hermanos, los humanos, hasta tanto que él no haya alcanzado para sí el grado de sabiduría que el Yoghi califica de JYOTI (iluminación).

Sumido en estado de constante concentración (DHARANA), ¿cómo es posible preocuparse de instruir a los demás? ¿Cómo es posible también que se sienta la necesidad de regresar a las ocupaciones “ordinarias”, o simplemente de volver al plano material a vivir “como todo el mundo”? Y si esto ocurre en el DHARANA, ¿cómo no habría de ocurrir, a fortiori, lo mismo, en grado superior, en el estado de la REALIZACION?... Se permanece en el EKAGRATA3 escuchando la música interna, en perfecto SANTOSH (arrobamiento, sublimación).

Es necesario tener sinceramente el más profundo deseo de ayudar a la humanidad para poder asumir una Misión de educador (GURU). Nada hay más difícil que enseñar, entendiéndose esto aquí en el sentido de enseñanza espiritual INICIATICA, es decir: no la enseñanza corriente universitaria, sino INICIAR alumnos en las Ciencias Sagradas. El GURU debe enfrentarse a pruebas difíciles, demostrativas de su capacidad antes de ser reconocido como tal por los Yoghis: pruebas de conocimiento intelectual, pruebas de capacidad espiritual, pruebas de control perfecto y total del cuerpo y de los pensamientos.

En cuanto concierne a la Yoga es muy complicado escribir sobre cualesquiera de sus temas con exactitud, por la sencilla razón de que la traducción a lenguas occidentales aleja todas las posibilidades de una verdadera asimilación. En sánscrito, las palabras tienen una significación que no es posible traducir a otras lenguas. Cuando se trata de verter al tibetano, al chino, al persa, o a cualquier lengua oriental, se llega a dar la impresión de ese significado, pero eso ya significa recurrir a otra terminología; cuánto más difícil será traducir el sánscrito a nuestras lenguas europeas tan pobres en recursos de sutileza cuando se trata de abordar los temas relativos al Espíritu o a Dios. Es, pues, del significado de los términos sánscritos, o a veces del pali, de donde se debe partir para hacer una traducción “más o menos” válida. Esta versión, sin embargo, es todavía muy imperfecta, pues no contempla las cuestiones de mecanismo, de proceso teológico, etc. Además, no puede descartarse la incidencia del gran problema de la idea preconcebida, tan cara a los occidentales.

Sobre la Yoga se ha escrito una gran cantidad de libros, tanto por orientales como por occidentales, lo mismo que ha sido más o menos traducida una buena cantidad de obras y artículos de los yoghis de renombre. He pensado que podría ser interesante ofrecer un texto sobre la Yoga, vista por un occidental que la haya estudiado y PRACTICADO.

Hace solamente quince años que comprendí la palabra YOGA. Anteriormente había practicado el hipnotismo, el magnetismo y el ocultismo en general, y debo confesar que mis primeros ejercicios, los de fakirismo, se remontan a una época anterior a mis quince años!... A la edad de doce años ya había intentado los ayunos y había practicado la acción de traspasar mi carne con agujas, la deglución de trozos de hoja de cuchillo y objetos cortantes, etc., etc….., a escondidas de mi familia, que desconocía mis experiencias. En mis ejercicios de desarrollo de la voluntad que hacía con gatos o con pájaros enjaulados, había alcanzado tal éxito que, muy fácilmente, podía dormir a mis pequeños camaradas en corto tiempo. Muy rápidamente abandoné esta clase de hazañas, pues me di cuenta de que en ellas no todo era correcto, a pesar de que todavía no había visto muy clara la diferencia entre YOGHI y FAKIR, y a causa, también, de que fui inmediatamente absorbido por mis estudios de índole muy concreta, como quiera que se trataba de ciencias universitarias.

El FAKIRISMO (del árabe faqueer, mendigo) es un tipo de exhibición oriental que consiste en el ejercicio de la voluntad mediante demostraciones más o menos verdaderas de mortificaciones de la carne, de “trucos” sugestivos y de toda clase de actos espectaculares, mientras que el YOGHISMO es un trabajo de perfeccionamiento espiritual y la YOGA (del sánscrito yug: unión, conexión, unificación) es una filosofía trascendental, es decir: un modo de existencia que afronta la solución de los problemas. Las masas, en general, han confundido al FAKIR con el YOGHI en razón de que tanto uno como otro practican ejercicios que corresponden a un orden supranormal. Sin embargo, la diferencia es enorme entre el FAKIR cuyo objetivo es provocar con fines de lucro la admiración en sus espectadores, y el YOGHI que permanece aislado en la práctica de sus ejercicios, porque su objetivo es exclusivamente espiritual, más aún, místico.

En los salones, a donde soy invitado hoy, ya no escupo fuego ni produzco temperaturas glaciales, como lo hacía cuando tenía veinte años, pues, estas exhibiciones son signos de ausencia de sabiduría. Cuando hay demostraciones públicas se trata entonces de “fakirismo” (lo cual no es sino la obra de un hábil manipulador practicante de ilusionismo o de buena prestidigitación), mientras que el Yoghismo sólo se presenta en público con el objeto de impartir enseñanza.

La palabra YOGA debe ser comprendida como religión. Pero lejos de ser una doctrina dogmática como las numerosas sectas que se reparten el mundo, el Yoghismo no tiene ni templos, ni sacerdotes, ni liturgia, ni limitación alguna... Así pues, sería incorrecto dar un sentido religioso habitual a esta vía que conduce a la liberación (MOKSHA), porque en el yoghismo no hay ni culto a una divinidad particular, ni promesa de una hipotética salvación a base de un “paraíso”, “pardes”, “cielo”, “nirvana”’, etc... Todo el trabajo de perfeccionamiento se hace con el fin de destruír las impurezas (MALA), y de suprimir la ilusión (MAYA), para alcanzar la emancipación final (MUKTI), lo cual se logra mediante la conquista de este estado supraconsciencial denominado SAMADHI (Conciencia-Divina).

Naturalmente todas estas palabras extrañas a nuestra mentalidad nos impiden realizar plenamente el valor del Yoghismo. En efecto, no se trata únicamente de comprender el significado de la palabra mediante una traducción, siempre relativa, sino sobre todo de compenetrarse plenamente con el sentido profundo de su razón de ser. No puedo detenerme haciendo una explicación etimológica de cada una de las palabras del Yoghismo y únicamente me limito a dar un equivalente “aproximado” a los términos corrientes de esta filosofía que, fue siempre practicada más que todo en el Oriente, cuna de nuestra más reciente civilización. La India es, en cierta medida, la matriz de nuestras religiones actuales. Del antiguo vedismo, por fuerza de la sucesión de edades y de la evolución del tiempo, se fueron derivando otras concepciones místicas más acordes con las nuevas exigencias. Además del budismo, que puede ser considerado como una reforma drástica de la antigua doctrina hindú, mazdeísmo, cristianismo, mahometanismo, etc.... todas han derivado sus bases de la religión de la India. Sería inexacto que se me calificara de hinduista y, por esto, hago constar que jamás he pertenecido más a la religión hindú que al budismo o al confucianismo, etc.!... Si expongo estas doctrinas lo hago imparcialmente4, o sea, permaneciendo por encima de todas estas concepciones que deben ser consideradas como hipótesis de explicación del Gran Todo.

Es casi seguro que la terminología difícil de comprender es justamente lo que ha causado el desaliento de los estudiantes de la Yoga. O las palabras se dejan en su lengua original, en cuyo caso no serán apreciadas sino por los sanscritólogos, o son traducidas y entonces pierden su verdadero sentido. Es, pues, un gran problema enseñar esta Ciencia Filosófica del Yoghismo y esta es la razón por la cual hay que, primeramente, armarse de mucha paciencia y, luego, penetrar en la atmósfera misma del yoghismo. Entiendo por paciencia, estudiar largamente diversas obras con calma y completa objetividad5 y no lanzarse al fenomenismo de las primeras lecturas de obras de vulgarización de ocultismo; y entiendo por penetrar en la atmósfera, por lo menos impregnarse de la concepción oriental de las cosas si no se tiene la oportunidad de vivir durante algún tiempo entre los hindúes, como es lo más recomendable.

Únicamente, comprendiendo la mentalidad oriental, se puede apreciar plenamente la lectura de textos de Yoga, generalmente tan difíciles de asimilar para el espíritu occidental, preocupado por su trabajo materialista completamente opuesto al ambiente requerido para una perfecta consideración de las cosas del espíritu.

En Occidente vivimos de frases hechas y de ideas preconcebidas, y tenemos una mentalidad egocéntrica. Si pudiéramos hacer trabajar un poco más nuestra propia iniciativa, absorber las ideas extranjeras y asimilarnos a los demás, sería más fácil al mundo alcanzar la comprensión del mecanismo de la humanidad y la ascensión del pensamiento en general. Creamos barreras constantes entre razas, religiones, creencias, cultura, etc., olvidando el principio de bondad que está en la base de cada religión:

Amarás a tu prójimo como a tí mismo” (Jesús de Nazareth)6

No olvides el deber de gentileza y de caridad” (Mahoma)7

Tenemos derecho al trabajo, pero no a los frutos” (Krishna)8

Etc., etc.

En materia de religiones y de doctrinas filosóficas, existe en Occidente la idea más confusa y es corriente observar cómo los Occidentales “cultos” consideran la práctica islámica, la mística hindú, la filosofía budista, como una sola y única cosa! Generalmente para el que se denomina cristiano todas las otras religiones: lamaísmo, taoísmo, vedantismo, etc…., son consideradas como pequeñas sectas fanáticas, olvidando el orden proporcional según el cual está repartido el pensamiento espiritual:

500 millones de budistas

250 millones de brahmanistas (hinduístas)

240 millones de musulmanes

150 millones de cristianos

Naturalmente la cantidad jamás ha constituído prueba de calidad. Así, la Yoga, aunque cuenta como doctrina, sin embargo, no está catalogada entre las religiones organizadas; más aún, por su índole general, no puede ser clasificada totalmente como una filosofía, como una religión, como una ciencia o como un arte…!

YOGA quiere decir Identificación, y, por lo mismo, en ella, no se trata de saber si hay Dios o no. Esta cuestión jamás ha sido discutida en Yoghismo, porque al fin y al cabo discutirla es crear una duda, y YOGA que también quiere decir unión, es el conocimiento perfecto de las cosas, es REALIZAR para lo cual es necesario que todos los sentidos concurran, omnímodamente, en la forma, en la naturaleza, etc.... hasta identificarse llegando a sentirse ser totalmente el objeto, extrínseca e intrínsecamente, como continente y como contenido...!

EI Bhagavad-Gita9 usa la palabra Yoga como una vía disciplinaria para ayudar a la realización divina. Por lo tanto, la yoga no puede ser considerada como un simple sistema filosófico. Patanjalí, en verdad, no ha sido suficientemente comprendido. Este filósofo hindú del siglo II, tuvo, como es lo más natural, que ofrecer un tratado (de ahí sus ocho partes de ejercicios físicos y mentales) y que admitir un número de Sankhyas (25 según él, agregando además a Ishvara, sin que se sepa exactamente por qué). Pero ese sistema de Patanjalí se resume únicamente en aforismos. La Yoga es ajena al brahmanismo; su origen radica más bien en los antiguos feudos indígenas prearios, así como también se encuentran indicios en el chamanismo mongol.

La escuela del filósofo Patanjalí se denominaba Seshwara Sankhya y admitía, de un lado, el proceso de evolución detallado por los Sankhyas y, de otro lado, un Dios que lo regulaba todo.

El Sankhya es el más antiguo sistema filosófico de la India. Esta ciencia especulativa que consiste en el ejercicio de la razón en función de contemplación (y que incluye, sin embargo, un Dios que lo regula todo) es, precisamente por esto, diferente de la verdadera Yoga, ya que esta no toma en cuenta un Dios, por la sencilla razón de que este plantearía automáticamente, la distinción entre el ser individual (alma) y este Ser Supremo (Divinidad).

El SATKARYAVADA es un sistema que pretende que el efecto que tiene que cumplirse (KARYA) existe primero que la causa operatoria, es decir, la que debe liberar el mecanismo del cumplimiento del efecto. Esta doctrina explica que una cosa debe venir forzosamente de otra y que por lo tanto es imposible que sea el producto de “nada”. Es, en verdad, el sistema empleado por los Sankhyas, el que compendia su metafísica en la reducción de la evolución cósmica a la actividad de PRAKRITI y de PURUSHA: PRAKRITI, o sea, el Principio material del Universo, Eterno e Independiente, y PURUSHA, o sea el Espíritu en el sentido en que Prakriti es por NATURALEZA el Eterno Subjetivo.

El YOGHISMO tal como lo entreveo es la UNIDAD y no puede por consiguiente contener en ningún caso diferenciaciones antagónicas, como sería por ejemplo el caso de PURUSHA que al principio ha roto el equilibrio de PRAKRITI, creando así el proceso de evolución. Si no se trata tampoco de tener un principio en la “nada”, ¿por qué habría de tratarse de tenerlo en “dios”?

Hay que admitir un ABSOLUTO. En la filosofía de la antigua India, era BRAHMA-NIRGUNA, y en la de los hebreos AIN-SOPH (sin límite). De El, El Absoluto, debe decirse que “no es”, en el sentido de que no es “ente concreto” o “manifestado” y no en el sentido de que “no exista” como Principio Manifestado. Por consiguiente, tan pronto como se habla de Dios ya no se trata del Absoluto (ilimitado) sino del Dios-Creador (limitado) de las religiones: el Ishwari de la India, el Shaddai de los hebreos, o el Demiurgo de los Gnósticos, etc.

De este Absoluto, este Gran Todo, este Principio Inteligente que es el Dios-No Manifestado, saldrá por emanación la trilogía generalmente conocida, Padre-Hijo-Espíritu Santo, que corresponde a Brahma-Vishnú-Shiva de la mitología de la India, y a Horus-Isis-Osiris de la leyenda egipcia. Pero, si se comprende que el mundo no comienza con este Dios-Manifestado, se levanta el velo supersticioso de las religiones decadentes para entrever la profundidad de los conocimientos de las Leyes cósmicas que unifican los principios filosóficos reales en la Unidad de la Verdad Eterna.

Por un curioso simbolismo, el nombre de Vishnú es Narayana, que quiere decir “el que anda sobre las aguas”, y no puede uno dejar de ver a Jesús de Nazaret realizando esta proeza algunos miles de años después. Cuando se comprende esto se realiza una gran ley homogénea que está más allá de los principios teológicos, pero que puede ser vislumbrada por las mitologías religiosas. El Dios Padre (Creador), el Hijo (Salvador) y el Espíritu Santo (Unificador-Purificador), corresponden a Brahma (Primer-creado), Vishnú (Sustentador-Evolucionador) y Shiva (Destructor de las pasiones, luego Purificador), lo que viene a ser lo mismo como valor de la Trinidad, en cristianos o en hindúes, lo mismo que el El Aquil-El Aqlu-El Maqul de los mahometanos.

En todo como en un MANTRAM10 hay el Bija (germen vital), el Shakti (fuerza) y el Tilaka (columna que sustenta la oración). Esta trinidad que se reproduce en la respiración mediante los tres tiempos: aspiración-retención-expiración, y en las tres letras de la palabra sagrada A-U-M, es el TEI-YANG-YINN de los chinos, reproducido por el KETHER-KOCHMACH-BINAH de los kabbalistas hebreos, así como también el legendario BRAHMA-VISHNU-SHIVA y el SAT-CHIT-ANANDA y el mitológico PADRE-HIJO-ESPIRITU SANTO, cuya realidad profunda corresponde al MANIFESTADO-CRISTO-CONSCIENCIA UNIVERSAL. Toda la diferencia radica en que algunas de estas trilogías se fundan en un razonamiento sano, estudiado y esotérico, y otras, en la creencia ciega de una historia simple, sin ningún conocimiento y puramente exotérica.

VIDA-FORMA-PENSAMIENTO! He aquí el punto de convergencia o término final de todas las investigaciones!. A esta triunidad corresponden desde el TEM-SHU-TEFNUT de los egipcios (en lugar del mito Horus-Isis-Osiris) hasta el Dios Creador, Natural y Manifestado en el gran misterio de la

VIDA (en lugar de un Dios-Padre antropomorfo que limita las concepciones sinceras) hasta la

FORMA, que viene en época regular a materializar lo Divino: como una emanación material de la Esencia de Vida, como un Avatar Real (Mesías): el CRISTO, como Maestre Jhesú (en lugar del Jesús histórico constantemente expuesto a la crítica), como una realización espiritual, hasta el

PENSAMIENTO Eternal, entendido como estado de consciencia universal (en lugar de un espíritu-santo hipotético).

Se tiene que llegar a superar la modalidad de limitar a “dios” con una palabra (sobre todo cuando su significado es tan pobre como el God para los ingleses, Gutt para los alemanes, Dios para los hispanos, Allah para los musulmanes, Bhagavan para los hindúes, etc.) sin que esto signifique negar la existencia divina, como algunos lo pretenden. Así mismo se llegará a superar la adoración de un “ser” desconocido, para realizar que somos una emanación del Gran Todo, una parte de este gran Cuerpo Universal: unificarse con este Principio es alcanzar intensamente la comunión con la Eternidad. Deslimitados en nuestra adoración, quiere decir estar en perfecta armonía, no importa en qué templos, iglesias o pagodas, pues la ESENCIA-UNA está en todas partes siempre... (sin horas especiales). Así, pues, no es necesario circunscribirse a un lugar de culto, fundar nuevas religiones, o tener horas determinadas para las ceremonias... Lejos de mí la intención de criticar las Iglesias organizadas. Siempre he sido el defensor del orden y la disciplina. Sin embargo si después de tan largo tiempo no se ha podido ofrecer el estado inmediato de beatitud a quien busca el refugio en el Supremo, se tiene que comprender que hay que dejarlo ir de allí a donde él quiera y cuando lo quiera.

Se grita que “la religión es el opio de los pueblos”. Yo respondo: “Sí, pero al intoxicado no hay que suprimirle la droga”. Recuerdo también que un día en una de mis conferencias públicas, un viejo erudito español me interpeló para decirme que las religiones son muletas. Es verdad, pero... ¿por qué queréis suprimir esta ayuda a los que no pueden caminar solos? Con mucha frecuencia se cree uno capaz de caminar solo demasiado pronto, y los accidentes por el ateísmo son muy conocidos para que no tenga que ocuparme de comentarios al respecto.

Las diversas canalizaciones del pensamiento humano son indispensables para situar al espíritu en la puerta que le conducirá luego al jardín de la investigación personal. Todas las religiones tienen métodos de conducta moral que hay que respetar. Quizás la única observación que me permitiera hacer es que tenemos o demasiadas o muy pocas religiones...! En efecto: “demasiadas” religiones en el sentido de que todas las sectas deberían ser reducidas a una sola RELIGION (del latín religare, reunir, unificar, ligar), como quiera que la base de todas estas doctrinas que se reparten el mundo actual es idéntica; o, al contrario, “muy pocas” religiones ya que escasamente tenemos trescientas en la actualidad, y porque si a cada individuo correspondiera una religión diferente, lo cual sería magnífico, estaríamos en presencia de un fenómeno de reacción personal peculiar, lo cual sería objeto especial de la investigación psicológica. Las 300 religiones y sectas más importantes que actualmente existen en el mundo, se subdividen a su vez internamente, en razón de discrepancias de dogma, de detalles de ritual o de interpretaciones teológicas diversas, dando margen así a verdaderas progresiones, lo que no se compagina con la pretendida INMUTABILIDAD religiosa. No hay religión inmutable; en todas se han modificado sus dogmas primitivos; en todas se ha ido transformando una parte de sus enseñanzas. Solo el YOGHISMO permanece IMPERTURBABLE a través de los siglos.

Por mi propia iniciativa he denominado YOGHISMO a esta doctrina, tal vez para diferenciarla mejor de la Yoga, de la que tanto se habla. Me propongo, pues, exponer mi punto de vista sobre lo que llamo el YOGHISMO, o sea el sistema que por expresar la totalidad, excluye las canalizaciones y concepciones incompletas.

Me agradaría hacer tabla rasa de todas las concepciones, máxime de las tradicionales, si no fuera necesario recurrir a la enseñanza del pasado para comprender mejor el esclarecimiento que vengo a ofrecer, sobre todo al mundo occidental, cuya mentalidad es ampliamente crítica y cuyos métodos de análisis han alcanzado ya el progreso propio de la civilización del siglo XX.

Procedamos, pues, según el método analítico de investigación.

* * *









ANALISIS



-La YOGA, producto del desarrollo de la tradición hindú, ha sido atribuida a Patanjalí, como la SANKHYA a Kapila, la VAISHESHIKA a Kananda, etc....11

Se parte de la base de que en la actualidad los filósofos occidentales y las gentes religiosas de Europa están suficientemente instruidos para comprender el interés y la importancia que tiene el estudio de la religión hindú. La SANATA-DHARMA (Verdad Eternal), denominación, la más correcta, de la doctrina de los Brahmines, es mucho más completa que esa adoración realizada en templos, al alcance de la observación de algunos viajeros en sus visitas turísticas a la India... Felizmente, grandes eruditos han confesado públicamente la importancia de la religión de la India, hecho este del que los cristianos tienen una lección por aprender12:

La VAISHESHIKA, cuyo desarrollo se ha atribuido a Kananda, está construida por el conocimiento objetivo de las cosas, es decir, vistas distintamente en su existencia, separada la una de la otra (descriptivamente). Este sistema estudia la Gran Causa, mediante el análisis como lo hacían los griegos, o sea, describiendo los elementos en juego, como puede verse en la cosmología de los siglos XIV y XV.

La existencia, llamada BHAVA, está dividida en seis partes que son:

DRAVYA: es la sustancia, en el sentido escolástico. Se manifiesta, por una parte, mediante los cinco Bhutas, elementos constitutivos de las cosas corporales: Prithvi (la tierra), Ap (el agua), Tejas (el fuego), Vaya (el aire), Akasha (el éter), y por otra parte, mediante las dos condiciones fundamentales de la existencia corporal: Kala, el tiempo, que representa a Shiva en el mundo sensible, y Dish, el espacio, que simboliza a Vishnú en el mismo mundo sensible.

GUNA: la esencia de Prakriti, que determina las cosas en su modo de existencia.

KARMA: que está caracterizado por el cambio constante; es la acción, en la cual, se manifiesta la ley de causa a efecto.

SAMANYA: son las cualidades colectivas constitutivas de los géneros superpuestos.

VISHESHA: es lo que pertenece, como propio, a una sustancia bien definida, por relación a otra (relación).

SAMAVAYA: es la relación de la sustancia con sus atributos.

A veces se agrega un séptimo PADARTHA para significar lo opuesto a BHAVA (la existencia), es decir la ABHAVA (la no-existencia), que es hasta cierto punto la privación en el sentido aristotélico.

KAPILA, a quien se atribuye el desarrollo de la doctrina SANKHYA, toma sobre todo en consideración la Naturaleza, en el sentido de manifestación universal cuya realidad, sería obtenida de su creación misma y tendría origen sintéticamente a partir del principio determinador.

Según esta doctrina (la SANKHYA) el ser está manifestado en diversos grados. 25. Patanjalí, sin embargo, como lo hemos visto, agrega una personalidad Suprema (ISHWARA) como parte de la evolución individual. El SANKHYA, en cambio, es NIRISHWARA, es decir, que no hace intervenir personalidad divina. En resumen, la doctrina SANKHYA, precisa en la Naturaleza 25 tattwas sin concepción de ISHWARA (personalidad suprema), contrariamente a la doctrina enseñada por el filósofo Patanjalí. (Lo que hace ver que él no expuso una doctrina de Yoga absoluta, sino un método personal y parcial).

De esta teoría podemos sacar las consideraciones siguientes. Hay DOS POLOS de Manifestación del Ser Universal: PRAKRITI-PURUSHA.

El primer TATTWA (principio) es, pues, PRAKRITI. (La sustancia universal no manifestada e indiferenciada. Es la raíz de la manifestación). De Prakriti nacen tres Gunas, que son elementos constitutivos en perfecto equilibrio con un origen no diferenciado. La ruptura de este equilibrio produce las manifestaciones generales y las modificaciones de las sustancias. Estos tres Gunas están en la constitución de los seres, pero en diferentes grados de proporción:

Sattwa es la esencia pura y conforma al ser, identificada a la luz y al conocimiento. (El alimento sattwico, constituido por las frutas, las legumbres y la leche, da una tendencia ascendente y perfecciona al ser).

Rajas es el impulso expansivo mediante el cual el ser se desarrolla, dentro de un mismo plano, hasta un nivel determinado. (El alimento rajásico, constituido por cebollas, especias, condimentos, vinagre, picantes, da cualidades limitadas al ser, impidiéndole progresar más allá del límite de un plano mental medio).

Tamas es la oscuridad asimilada a la ignorancia. (La alimentación tamásica, constituida por carnes, licores, cervezas, etc., produce esa tendencia descendente de la personalidad).

El segundo TATTWA es Buddhi-Maha (el gran Principio). Se trata aquí de intelecto puro, estadio trascendente en relación con los individuos. Este grado constituye un estadio intermedio entre lo universal (primer TATTWA) y lo individual (que comienza a partir del tercer TATTWA).

El tercer TATTWA es Ahankara, la consciencia individual.

Del cuarto al octavo TATTWA están los cinco Tanmatras (determinaciones elementales incorpóreas). Es precisamente aquí donde nacen los cinco BHUTAS (ver del 20 al 24 tattwa).

Del noveno al decimonoveno TATTWA se incorporan las once facultades individuales. Estas funciones de la consciencia pueden definirse así:

Diez externas que son las cinco facultades de los sentidos en el mundo físico y las cinco facultades de acción, consiguientes y correlativas a estas sensaciones.

Una interna, MANAS, que es la facultad, simultánea; de conocimiento y de acción, razón por la cual está en unión directa y profunda con la individualidad.

Del 20° al 24° TATTWA están los elementos corporales (Bhutas), en número de cinco: éter, aire, fuego, agua y tierra.

Aquí termina la enumeración de las cualidades individuales del primer Polo de la Manifestación y con el 25° TATTWA, tenemos el segundo Polo que es PURUSHA. PURUSHA es la Esencia-Principio, corolario, de PRAKRITI, que es el polo manifestado a base de la perturbación del equilibrio según lo hemos visto ya.

No se hace aquí mención de ISHWARA porque sería complicar más las cosas, máxime cuando la aceptación de estos verdaderos elementos que son los TATTWAS es una cuestión por sí misma ya muy difícil.

Estos grados jerarquizados de la tradición hindú deben corresponder, en todos sus puntos, a los grados evolutivos de cualesquiera doctrinas o postulados. Sería prematuro discutir cuestiones de detalle al estudiar estas proporciones del equilibrio. Asombra, eso sí, que Ordenes, como la Francmasonería, que se aprecian de iniciáticas, no sean lo suficientemente equilibradas en relación con estos elementos.

En estos principios esenciales vemos siete grandes divisiones: el ler. Tattwa; el 2° Tattwa; el 3er. Tattwa; del 4° al 8° Tattwa; del 9° al 19° Tattwa; del 20° al 24° Tattwa y el 25° Tattwa, forman, pues, SIETE categorías, que corresponden a los siete estados de la materia según la teoría teosófica, a los siete colores principales, a las siete tonalidades de la gama musical, a los siete planetas de la tradición astrológica, etc.... En la misma forma que la Gran Fraternidad Universal ha dividido sus grados INICIATICOS en siete cuerpos disciplinarios correspondientes a los siete chakras (los plexos más importantes) que emanan de las siete glándulas endocrinas en función primordial, así mismo algunos movimientos esotéricos han conservado esta tradición de la Perfecta Armonía. Por ejemplo, en la Franc-Masonería Antigua, la Orden de la Estricta Observancia ha permanecido fiel a los siete grados de la concepción de los primeros Grandes Maestros.

Existe también la Orden de Schrepfer fundada sobre esta base13, pero como los adeptos practican el suicidio a la edad de 35 años, esto limita el caso de asimilarla a los escalones tradicionales. El Rito Masónico de Zinnendorf está basado igualmente en los siete grados tradicionales, lo mismo que el Rito Cabalístico, o el Auspicios de París, o el Rito Escocés Reformado de San Martín, o el Iniciación de Sacerdotes14, o aún, las Ordenes Humanitarias de la Ciudad Santa de Jerusalem, pues todos son peldaños en relación con el conocimiento. Sucede lo mismo con estos otros ritos masónicos basados igualmente en los siete grados de la Iniciación especulativa: el Rito de los Antiguos, Libres y Aceptados Masones de Inglaterra, el Rito de los Perfectos Iniciados de Egipto, el Rito Moderno Francés, el Rito Filosófico Persa, el Rito Reformado de Dresde, etc. etc.

Solamente el Rito de la Estricta observancia, al cual divulgó los Principios el Caballero de Aumont en el año 1312, permaneció en el Trabajo (en el verdadero sentido de la palabra) y el título que otorgan de Eques Professus tiene realmente una significación...

Evidentemente, la verdadera constitución de la antigua Franc-Masonería consta únicamente de los tres grados básicos: aprendiz, compañero y maestro, y en ello volvemos a encontrar, como en nuestro cuadro anterior, a Prakriti por una parte, y a Purusha por otra, y, en seguida, a los tattwas individuales. En la subdivisión de esas polaridades de la Manifestación hemos visto cuatro grandes particularidades:

El primer tattwa que es universal.

El segundo tattwa que permanece como trascendental.

El tercero que señala el principio de la consciencia individual y así hasta el vigésimo cuarto en esta misma categoría.

El vigésimo quinto tattwa es el Purusha.

Después de haber visto sus tres principales categorías, estas delimitaciones corresponden, naturalmente, a un orden técnico y a atribuciones particulares, del mismo modo que los grados del Rito Escocés:

Simbólicos, del 1er. al 3er. grado.

Capitulares, del 4° al 18° grado.

Filosóficos, del 19° al 30° grado.

Superiores, del 31° al 33° grado.

La franc-masonería dividida en logias azules, rojas o encarnadas, en masonería negra y blanca, respeta justamente este orden de trabajo conforme las capacidades definidas por sus propios títulos. Así, al Intendente de Edificios (8° grado del Rito Escocés A:.y A:.) se le exigen aptitudes de matemático, así como el 12° grado demanda de su candidato conocimientos de geometría bastante elevados; conocimientos de teología para el 23° grado, y para el caso del 24° grado se debe sobresalir del dominio común de la filosofía, por no hablar del 30° grado, el Caballero Kadosh título que no puede ser otorgado sino a un cabalista completo, o a un perfecto yoghi.

Pero no es solamente en el sistema de filosofía subjetiva donde se encuentra una homogeneidad de principios, sino a través de la aplicación misma de las virtudes de los verdaderos francmasones, quienes son estudiantes de la ciencia en general y de las artes en particular. Se sabe que la verdadera meta de la institución masónica es la de formar pensadores por encima de las condiciones comunes. Los primeros estatutos de estas asociaciones secretas determinaron siempre el ejercicio de la beneficencia y la práctica de las virtudes, lo cual se traduce en una gran tolerancia del pensamiento y en el acatamiento de un completo naturismo (vegetarianismo, exclusión del vino y del alcohol. del tabaco, etc.). De otra manera, el que pretendiera ser un francmasón sin respetar los primeros rudimentos de la Antigua Iniciación, es simplemente un miembro de estas asociaciones ocultas de los tiempos modernos que aprovecha el prestigio del Rito Masónico con un sentido especulativo respecto a intereses económicos o políticos.

Estas condiciones especiales (estudios de ciencias, ejercicio de la yoga, disciplina vegetariana. etc.) requeridas en la verdadera francmasonería, es indispensable para que el trabajo sea especialmente practicado en esferas supranormales, las cuales exigen condiciones magnéticas elevadas para obtener los resultados buscados en todos los santuarios. Se puede tener una idea de esta tensión mental (descrita brevemente en mi Mensaje II, Los Centros Iniciáticos) en el pasaje que se refiere al símbolo masónico por excelencia, el cual constituye la gráfica representada a menudo en las obras de esoterismo, y obtenida del capítulo IV del Éxodo, versículos 3 y 4. Este texto está naturalmente velado en la Biblia y, el Gran Arcano (G:.A:.) como le llaman a este famoso símbolo, no puede ser completamente comprendido más que por los Iniciados. Sin embargo, estoy dando a la referencia citada una explicación semi-esotérica para señalar sobre todo la condición indispensable de iluminación de los siete centros nervo-fluídicos para obtener los requisitos precisados tanto en la franc-masonería como en otras órdenes llamadas esotéricas, místicas o iniciáticas.

Es, justamente, esta importancia de la yoga la que yo había logrado realizar desde hace un poco más de 15 años, aun cuando entonces todavía no había tratado de realizar su verdadera significación, desde el punto de vista del término YOGA ni de su sentido práctico. Evidentemente no había llegado hasta ello por encontrarme demasiado engolfado no solamente en mi sentido crítico sino también en mis concepciones de occidental enamorado del concretismo científico, como para haber podido entonces tomar en cuenta esta doctrina.

Toda vida es una yoga, dice el gran filósofo Aurobindo Gosh, y en este orden de espíritu he purificado poco a poco mis tendencias demasiado intelectualizadas. Sin embargo, en esa época la filosofía yoga fue para mí una curiosidad de conocimiento, pero, como dije antes, sin asimilar todavía la definición misma de la yoga y el estudio del equilibrio entre el microcosmo y el macrocosmo.

Además de mostrar el Gran Arcano, que enseña a los francmasones el trabajo de la transmutación al cual ellos deben ser consagrados, el capítulo III del evangelio de San Juan instruye a los cristianos acerca de la manera como hay que avanzar para obtener la salvación eterna (versículo 7 en particular). Una alusión hecha igualmente respecto al Gran Arcano aparece en los versículos 14 y 19, refiriéndose a una clave mágica para los esoteristas. San Juan demanda igualmente en su capítulo VI, ver. 27, la necesidad del trabajo de transformación y la correspondiente señal de este trabajo: la jerarquía que nace indudablemente del hecho del estudio, la cual he comprendido muy bien (pitagórico que fui) por lo poco que había estudiado al filósofo de Crotón.




FIGURA No. 3

El emblema esotérico del Gran Arcano objeto de variadas enseñanzas en los Colegios Iniciáticos de la Gran Fraternidad Universal, cuya descripción se encuentra en el Mensaje II, titulado Los Centros Iniciáticos.





Evidentemente el famoso teorema pitagórico me ha abierto horizontes espléndidos, tal vez más en el dominio de la astronomía que en el sentido filosófico, y hubo un detalle que llamó más aun mi atención: Era su verdadero nombre Pitágoras? Pues son numerosos aquellos que han constatado que este nombre se compone de Pithón, adivino, y Agoras, augurio, atributo, y, sobre todo, al invertir las palabras resulta Gurus Pitris, Maestro de la Luz. Gurú, lo que él fue ciertamente: un instructor-tipo enseñando lo oculto por medios al alcance de todos (es por medio de las Tablas Pitagóricas que obtenemos las claves necesarias para la interpretación en claro de la Biblia). Para mí ello fue una revelación y por eso comencé a comprender mejor este mundo visible e invisible al que fui llamado para constatarlo desde mi más tierna edad.

Por no ser fácil a la concepción científica, la Trimurti de la teología hindú debe ser, en primer lugar, bien asimilada. Así, Brahma (la creación) es el elemento tierra, Vishnú (la conservación) es el elemento agua y Shiva (la destrucción) es el elemento fuego; estos tres símbolos están contenidos en el loto 15 y a partir del primer chakra son caracterizados por el triángulo en el centro de esta flor -con cuatro pétalos- que representa a MULADHARA (la raíz de la columna), primer centro de desarrollo para la iluminación de fuerzas internas.

Sobre este primer centro (MULA: raíz, base, soporte) reposa, en cierto modo, todo el sistema kundalínico y su triángulo es la base de una pirámide que se eleva hasta BRAHMA-RUNDRA (abertura Divina) en la cima del cráneo.

Esta Tri-Unidad constituida por la base triangular de esa pirámide (muy simbólica) con su cima, es la primera triple manifestación (Vida, Forma, Pensamiento) explicada a través de todas las trinidades teológicas que emanan de un Dios-Único Absoluto. Puedo agregar el axioma: “La Tierra es un globo animado por el espíritu” lo que da 365 en esoterismo numerológico: la Tierra, representada por el número 3, corresponde al Creador, Brahma (el Dios, el Padre) el globo animado; el número 6 es el elemento agua, en tanto que es agua celeste y líquido terrestre, el místico y el obstáculo quienes animan al mundo por antagonismo de aspiraciones, es decir, es Vishnú16, el conservador (la segunda persona divina); y el Espíritu, que corresponde al número 5, es el elemento fuego, simbolizado por el Sol, el cual dirige las fuerzas, o sea Shiva, el destructor (el Espíritu Santo). 365 es el número de días de la revolución terrestre. Ello invita a reflexionar en un gran problema de evolución micro-macrocósmica: BRAHMA es creador en el sentido de su acción constructiva, la cual se manifiesta por medio de la Causa universal; VISHNU es conservador porque su potestad protectora es manifestada en sus diversos avatares, es la forma que, en todos los grandes períodos, viene a materializarse en un arquetipo; por último, SHIVA es destructor en el sentido de la abolición de pasiones, es, pues, el purificador (simbolizado por el santo espíritu cristiano y por la IDEACION de nuestra teórica teológico) emanado del Absoluto (Vida-Forma-Pensamiento).

Ese templo piramidal interno es como una superposición de siete cámaras iniciáticas, y los tres elementos básicos (tierra-agua-fuego) indican que en unión con el elemento AIRE, hay que trabajar para culminar en la cima de esta pirámide, la cual debe estar caracterizada por el elemento ETER puesto que el último centro (chakra de mil pétalos) es el que da paso hacia la consciencia universal en donde se encuentra el elemento etérico. De ahí los ejercicios especiales de las respiraciones (toma del elemento AIRE) tan caros al yoghi.

Mencionemos nuevamente el axioma que he definido hace algunos instantes: “la tierra es un globo animado por medio del espíritu”, que he anotado con el número 365 (tierra-agua-fuego) y que se manifiesta justamente en ese mismo orden en la evolución de los chakras.

MULADHARA: elemento tierra.

SVADHISTHANA: elemento agua.

MANIPURA: elemento fuego.

ANAHATA: elemento aire.

VISHUDDHA: elemento éter.

AGNA: MENTAL.

SAHASRARA Padma: ABSOLUTO.

Por consiguiente, en razón lógica, el trabajo del perfeccionamiento se lleva a cabo con los tres primeros elementos básicos que hemos caracterizado en nuestros primeros centros, así como con la ayuda del cuarto centro, es decir, que el equilibrio entre el macrocosmo y el microcosmo es establecido por la homogeneidad de los elementos en juego:

la tierra, que será el cuerpo sólido, el objeto, el resultado, la forma;

el agua, el elemento líquido, el obstáculo, pero también la prueba indispensable;

el fuego, que es el dinamismo, el elemento ígneo que hace el plan de lucha y ofrece la posibilidad de purificación; y

el aire, el elemento gaseoso propio para prestar asistencia y ayuda al concurso evolutivo de las cosas.

En el macrocosmo la naturaleza presenta estos cuatro elementos: nuestro planeta y los continentes (la tierra), los mares, océanos y lluvias (el agua), los volcanes, la lava, la temperatura, el sol (elemento fuego) y con la atmósfera (el elemento aire). En el microcosmo nuestro cuerpo se presenta con los mismos cuatro elementos: sólido (tierra) lo que es nuestro esqueleto; líquido (agua) nuestra sangre, el líquido acuoso cerebral, la orina, el sudor; el elemento ígneo (fuego) en nuestra temperatura y la putrefacción en los intestinos; finalmente, el elemento gaseoso (aire) con nuestra capacidad pulmonar para la constante absorción del oxígeno.

El elemento éter es obtenido, pues, el día en que, con un equilibrio perfecto, lo lleguemos a identificar con los cuatro elementos contra los cuales el hombre debe generalmente luchar, pero sin los cuales no sería posible que viviera. Interpenetración del uno en el otro, es decir, equilibrio de los cuatro elementos básicos del organismo con los cuatro elementos constitutivos del mundo manifestado en el plano físico. En seguida, el adepto al perfeccionamiento se ha de elevar en ese estado etérico que le permite alcanzar fenómenos supra-normales con los cuales él trabajará en su evolución final para la elevación del estado mental y la absorción en el Absoluto.

Es este mecanismo el que hay que comprender antes de penetrar más adelante en los dédalos de las Ciencias Sagradas. En este orden de ideas se trata de la asimilación a un mismo estado tanto de los elementos que pertenecen a la naturaleza como de los que contiene el cuerpo humano, como establece el gran axioma hermético: “Lo que es abajo es como lo que es arriba a fin de que se cumpla el milagro de todas las cosas”. (Hermes Trismegisto).

He llamado a mi estudio: YOGHISMO, y ello puede desagradar a numerosos estudiantes que tal vez prejuzgarán en la misma forma como yo lo hice en otro tiempo: He ahí otro ISMO más! Lo elegí precisamente porque mucho se ha escrito sobre la yoga y no estuve satisfecho de las explicaciones que siempre eran expuestas parcialmente, y que conducían a menudo a un estado de curiosidad para tan solo dejar a los estudiantes ahí: bien decepcionados de no haber obtenido la explicación final. He pensado, pues, simplemente, presentar una doctrina que no es nueva ni renovada, pero sí presentarla sistemáticamente. Denominado así mi pequeño estudio, lleva un carácter de análisis claro para los investigadores objetivos que quieren saber el por qué y el cómo. Lejos está de mi pensamiento fundar una nueva escuela filosófica; es simplemente sobre las bases tradicionales que presento la yoga al mundo activo y pensante.

No existe una nueva yoga; ya todo ha sido dicho y tocado en su estudio. Solamente los métodos han sido diferentes, y a petición de numerosos investigadores en ese dominio, me he sentido atraído a dar mi punto de vista sobre la materia. Considerada como yoghismo es propicia al estudio pues realmente la yoga, que significa unión, no requiere de explicación, y lo siento por aquellos que no han comprendido! Y es justamente por compasión de los que no han comprendido (habiendo estado yo mismo en este caso durante mucho tiempo) que voy a emprender la explicación de esta unión, el ISMO de la yoga: yoghismo.

La yoga, según la enseñanza tradicional, proporciona como objetivo la realización de la unión del ser individual con el ser universal, y encierra también los medios para alcanzarlo. Se ha dicho que la realización metafísica, consistente esencialmente en la identificación por el conocimiento, es decir, la yoga, toma como punto de partida: la EKAGRYA (concentración).

Desde mi punto de vista (y no como mi concepción) la multitud de ramificaciones de la yoga ha dado lugar a una división como ocurre en religión, siendo que yoga quiere decir unión así como religión quiere decir reunir. Sin embargo, tratándose de religión, esta división, aunque anormal, sería permitida, pues la explicación hipotética del Gran Todo puede estar siempre tentada con los argumentos que sean comprendidos y de ahí provienen los centenares de sectas que luchan entre si, llamándose todas ellas cristianas, asegurando su legítima descendencia y su discipulado de Cristo! Pero tratándose de yoga, es aquí que toma su más exacto valor mi término: YOGHISMO; la cosa es diferente porque no hay argumento doctrinal: el estudiante actúa bajo la conducción de un MAESTRO (el Gurú) a fin de evitar accidentes físicos (en lo que concierne a la Hatha Yoga) o accidentes mentales (en la Bakti Yoga) o extravíos intelectuales (en la Jñana Yoga) o una pérdida de tiempo (para los asimilados a la Rajas Yoga), pero jamás es cuestión de castigo ni por el contrario de recompensas. El adepto yoghi es un elemento que trabaja en su propio perfeccionamiento, principiando con bases concretas y objetivos conocidos, siguiendo una tradición a fin de aprovechar las lecciones de los Antiguos y bajo la dirección de un MAESTRO, porque cada estudiante necesita un profesor. Estamos lejos de la creencia ciega prescrita por las religiones, no solamente en materia de asuntos divinos (y perfectamente desconocidos) sino más aún en lo que concierne a un dogma a seguir (desconociendo siempre las razones). La yoga en este sentido no es una simple filosofía nada más, y pido la gracia de ser el intérprete de Grandes Maestros de la antigüedad a fin de defender el pensamiento puro de elevación espiritual, que es el yoghismo, tal y como lo entiendo, porque supongo que de esta manera otros lo entenderán también.

Hoy la yoga ha llegado a ser una confusión, precisamente una especie de religión que no es necesaria para los que tienen la suya bien condensada en el fondo de su corazón. Sería inútil... la yoga llegaría a ser una secta más, puesto que ya se encuentra dividida por los defensores de la Raja Yoga los cuales no entienden la necesidad de hacer ejercicios de Hatha Yoga, cuando es tan fácil obtener el rayo espiritual meditando (pues siempre la creencia de ser bueno y casi perfecto nos facilita creer en él) y ello se resume más bien en un vago sueño, llamado concentración. Actualmente nos encontramos en la obligación de decir que pertenecemos a una u otra yoga (la física, la devocional, etc.), como los francmasones que están divididos por más de 150 ritos diferentes, o como los cristianos que están obligados por este mismo hecho a insistir en que pertenecen a esta o a aquella iglesia! El YOGHISMO no tiene estas subdivisiones que ofrecen una pequeña mezcla agradable de confitería espiritual: el yoghismo es UNO y TODO, una SINTESIS, y no un desempacamiento de bultitos atados con etiquetas rotuladas como: “para personas intelectuales”, “para damas de afectos tardíos” o “para señores con curiosidad de novedades”!.

El yoghismo no excluye nada: son las distintas experiencias que llevan al estudiante a los diversos estados requeridos para la Iluminación final: las diferentes yogas son indispensables, pero no hay razón en separarlas en vez de presentarlas como un programa de evolución. Estoy hablando para el mundo occidental porque tenemos que confesar que el pueblo de la India, en su mayor parte, ha comprendido estos problemas y muy raramente se ha visto un país tan tolerante como ese de Ram, Khrishna y Bhudda.

La herencia espiritual y la predisposición mística eximen al hindú de esas discusiones ociosas sobre un sistema que está practicando desde siempre y del cual depende sin restricción. Pero, como siempre, la enseñanza no es para aquel que ya ha encontrado el Sendero, sino más bien para quien lo busca. Estoy explicando, pues, los medios por los cuales se puede entrar en contacto con esta Iniciación Sublime del Yoghismo.

El yoghi es aquel que ha realizado plenamente; es, en el verdadero sentido, aquel que está definitivamente iluminado, porque si no, sería un estudiante, un chellah, un sadhak. Los Siddhis (poderes) pueden ser adquiridos muy tempranamente en el avance mediante la hatha-yoga; estas fuerzas culminan a veces en los vibbutis (divina gloria) y e1 yoghi logra ser un SIDDHA, pero nunca se autodenomina asi porque el Perfecto sabe que siempre hay algo por hacer.

Jivatma y Paratma deben estar en plena unión para poderse afirmar que hay YOGA. Jivatma (alma individual) y Paratma (alma universal) equilibradas perfectamente producen este contacto de sublimación final, que constituye lo que es la YOGA (Identificación Universal). La Yoga-Shastra es la ciencia mediante la cual se adquiere el Conocimiento secreto de la unión del espíritu encarnado con el espíritu indelimitado. Esta afinidad de dos polaridades es muy complicada para entenderla, y, en materia de Yoga no concibo dualidad, y supongo, además, que hay necesidad de entender que existe la identificación no como entre dos emanaciones sino como un reflejo de la misma ALMA (comprendida en el sentido teológico), o si no, en otro caso, debo indicar que hay como una contemplación de la imagen proyectada en la realidad, o dicho en otra forma, es hasta cierto punto, como si la imagen de una persona que se mira en un espejo pudiera pensar que ella va a integrarse en la persona misma. La imagen del espejo representa a nuestro espíritu encarnado que cree estar viviendo verdaderamente cuando se mueve en ese marco y se agita aún más cuando sobre este espejo pasamos corrientes de agua, es decir habría que mirarse en un espejo colocado dentro de una fuente llena de agua cristalina y tendríamos la representación exacta de nuestra vida material, creyendo que es ella la verdadera, lo objetivo, siendo que se trata en realidad de lo subjetivo, de la ilusión (Maya). Nuestra verdadera individualidad no está allí, y, por otra parte, el verdadero yo no puede ser la imagen en el espejo...!, y de aquí el por qué siempre he tenido la dificultad de asimilar la dualidad Jivatma-Paratma expuesta como dos figuras diferentes; si ellas son de fuentes idénticas, por qué entonces la necesidad de su separación en el proceso de evolución? Se tiene siempre la impresión de dos fuerzas en oposición para buscar el equilibrio Jivatma-Paratma cuando se lee algo acerca del mecanismo de la Yoga; no solo yo hago esta constatación ni tampoco he visto nunca que alguien realmente explique y analice la perennidad del Gran Todo dentro de las permutaciones subjetivas y limitadas, las cuales provocan ese Maya, magia de la existencia del plano físico.






FIGURA Nº 4

Página opuesta: La Trimurti del Templo subterráneo de Gharapuri. Está en una pequeña isla de 30 a 40 hectáreas de superficie, habitada por algunos centenares de nativos, en el Mar de Omán al frente de la costa occidental de la India, cuyo nombre de Isla de Elefanta Gharapuri le fue impuesto por los portugueses que al desembarcar encontraron un elefante de piedra, pero su nombre hindú es únicamente Gharapur. La Isla es famosa principalmente por su pasado y su celebridad proviene de sus grutas o, mejor dicho, de su hipogeo de origen brahmánico; su nombre indígena es: Ciudad de las Grutas. Un depósito de agua limpia y fresca que proviene de una fuente subterránea surtió las necesidades de los brahmines de antaño y es considerado actualmente como una fuente de agua milagrosa de propiedades benéficas que es buscada por todos los peregrinos que acuden a este lugar que, sin embargo, es más admirado en el aspecto artístico que visto con devoción religiosa. Ciertamente, Gharapur ya no es un lugar sagrado sino solamente un sitio de curiosidad; sin embargo, fue hace siglos un Templo de Iniciación. El Templo subterráneo está muy bien conservado a pesar de que su construcción data del siglo VII y de que ha sufrido los asaltos de los cristianos que destruyeron las estatuas. Numerosas estatuas están dedicadas principalmente a Vishnú (segunda persona de la Divinidad) y a Sarasvati (esposa y madre); talladas totalmente en la roca, la mayoría alcanzan una altura de 3 y hasta 3 y medio metros. Al fondo de la sala central existe esta enorme representación de la Trilogía Brahma-Vishnú-Shiva, emplazada sobre un gran altar; las cabezas de esta escultura tienen más de 2.50 metros de alto. Una docena de nichos ornan las paredes de la gran sala principal con estatuas de 2 metros de altura en escenas de la vida de Vishnú; otras estatuas con pedestales están colocadas a los lados y también existen pequeños altares secundarios en las otras salas contiguas.



Adhimuttikalakiriya es la muerte voluntaria, el privilegio de los bodhisattvas17, quienes no tienen que volver condicionados a los 18 estados kámmicos, sino que escogen el momento y la manera de dejar la envoltura carnal y de reencarnarse con mayores posibilidades de ayudar a sus prójimos (basado en esto hemos visto el rito de los francmasones del Rito Schrepfer). Estos diez y ocho estados son mencionados como las diez y ocho vías hacia la realización en el Bhagavad-Gita, en el cual Krishna (divinidad en forma humana) enseña a su discípulo lo más importante del conocimiento y, sobre todo, el desarrollo de la naturaleza del alma, la definición del hombre y los deberes a cumplir. La gran moralidad de esta doctrina radica principalmente en la renuncia a los frutos de la acción. El Canto Celestial es un poema hindú en el cual el diálogo se desarrolla un poco antes de la batalla de Kurukchetra, al principio de la 4ª. Edad del mundo y cuyos capítulos se caracterizan por una lección, que se puede clasificar respectivamente bajo el nombre de:

1.- Arjuna Visada Yoga.

10.- Vibhuti Yoga.

2.- Sanhya Yoga.

11.- Visvarupa Darsannam.

3.- Karma Yoga.

12.- Bhakti Yoga.

4.- Jnana Karma Sannyasa Yoga.

13.- Kshetra Kshetrajna Vibhaga Yoga.

5.- Sannyasa Yoga.

14.- Gunatraya Vibhaga Yoga.

6.- Dhyana Yoga.

15.- Purushottana Yoga.

7.- Jnana Vijnana Yoga.

16.- Dava Asura Sam Payvibhaja Yoga.

8.- Akshara Brahma Yoga.

17. -Shraddhatraya Vibhuga Yoga.

9.- Rada Vidya y Raja Kuhya Yoga.

18.- Sannyasa Yoga.

Así como el Salmo 119 de la Biblia ofrece las 22 claves mayores para penetrar los arcanos cabalísticos de la Ciencia Secreta del Cristianismo, a su vez los 18 capítulos del Baghavad-Gita dan la pauta del standard de vida para los cuatro períodos según los cuales hay que evolucionar. Estos standard de vida son llamados ashram18 en la India y significan: modo de existencia, etapa de la vida en la vía de realización, es decir, hay que progresar según los estadios siguientes:

BRAHMACHARIA que significa la vida consagrada a los asuntos divinos (estudios, oraciones, etc.). El brahmachary hace el voto de celibato y abstinencia de todo placer.

VANAPRASTHA que corresponde al estadio durante el cual el hombre se retira a un bosque (u otro lugar solitario) para estudiar las Escrituras y para entregarse a la meditación.

GRAHASTA es la época del jefe de familia; este estadio no se refiere solamente a la conducta de la pareja sino también a la Iniciación de la mujer y la enseñanza de los niños (entendido en el sentido filosófico). Es el período del ceremonial: las consagraciones sobre el Altar familiar, las bendiciones, los diversos rituales.

SANNYA es la renuncia a la esperanza de la recompensa; en este último período no se trata de la cesación de actividades exteriores, sino de un estado mental interno de desapego a los frutos de la acción. La práctica de la SANNYASA es emprendida cuando el candidato se siente capaz del sacrificio completo de las cosas mundanas y sociales. El SANNYASIN es, pues, un ermitaño que sin poseer nada está errante de un lugar santo a otro haciendo peregrinajes, y que es reconocido, por lo general, por su guerrua19.

En estas diferentes etapas hacia la realización final la Yoga desempeña su papel, pues cada cumplimiento en el sendero de la perfección es una Yoga. Lo que es simplemente una lástima, es el haber delimitado tan dogmática y fuertemente las diversas clases de Yoga. Sus delimitadores, a quienes podemos calificar de técnicos, han dado de maneras bien distintas, cuatro clasificaciones de la Yoga:

HATHA-YOGA: unión mediante la fuerza (es el aspecto físico).

MANTRA-YOGA: unión en el verbo (oraciones, invocaciones).

RAJA-YOGA: unión real (principio sintético).

LAYA-YOGA: unión por disolución (ver en página anterior Adhimuttikalakiriya).

De este hecho han sobrevenido las otras yogas, pues en cuanto existen dos partes de una sola cosa, no hay razón para no agregar una subdivisión, y es justamente lo que se ha producido en el caso de la Kundalini-Yoga, la Karma-Yoga, la Kriya-Yoga y una multitud de yogas más, según las diferentes manifestaciones de la inspiración humana; el error consiste sobre todo en el dogma que se le ha agregado a cada rama en lugar de unificar el control de las inclinaciones del consciente mediante una doctrina como lo veo con mi yoghismo y reconocer que todo ello constituye necesariamente realizaciones metafísicas. Debería existir UNA SOLA EXPERIENCIA VERDADERA!

Cualquiera que sea la REALIDAD, el estado final debe ser idéntico para todos y de ahí que imagino a los turistas que por diversos senderos ascienden a una montaña hacia una meta común: la cima; muy bien, pero aunque estos senderos sean diferentes para cada expedición todos ellos siguen un mismo procedimiento para subir a la montaña: pasos lentos y medidos, sogas, mochila en su espalda con provisiones de viaje, descansos en el trayecto, campamentos, etc.... En la ascensión hacia la cima del perfeccionamiento también debe seguirse un mismo proceso, aunque con las diversas características de los diferentes senderos.

Hay ocho reglas que respetar en cualesquiera de las yogas; son bases de indispensable disciplina como las leyes que rigen un universo. Así mismo un ser humano para vivir debe comer, dormir, respirar; él podrá controlar sus actos, espaciar sus funciones, pero la existencia no podrá cumplirse normalmente sino siguiendo estos preceptos, al menos durante un período, o progresivamente hasta la abstención definitiva (este último caso no entra en discusión en este momento). Naturalmente es muy comprensible que un ser humano que de cualquier modo quiera vivir, se encuentre en la obligación de seguir ciertas leyes bien definidas, aunque sea en el principio de su vida. Un niñito debe seguir la disciplina en su sueño, en su alimentación, etc., para estar en condición de ser llamado un ser viviente.

Siempre he argumentado acerca del hecho de que la sola diferencia que existe entre un animal y un hombre es la facultad de pensar. Si el hombre vive mecánicamente para beber, comer y dormir, se coloca por sí mismo en el estado animal; de ahí que el hombre materialista defendiendo la tesis del ateísmo es simplemente un ser espiritualmente animalizado, en el sentido común de la palabra, hasta el punto de que se queda en el estado precedente de su evolución en la historia de la vida completa (mineral-vegetal-animal-humano-suprahumano).

En el plano mental es justamente la división entre estas dos categorías de individuos que se caracterizan entre los humanos como materialistas o espiritualistas20. El plano mental incluye dos estados que son, uno inferior y otro superior, siendo el primero el animal perfeccionado u hombre salvaje, y el segundo el hombre perfeccionado listo para pasar al estado de hombre-dios.

El hecho de estar en una región denominada civilizada, de pertenecer a una categoría de individuos llamados colectivamente naciones, y de ostentar grados universitarios, no implica garantía de no pertenecer al estado mental inferior, y, por lo tanto, este individuo en lugar de aprovechar sus hipotéticas cualidades se exime de PENSAR REALMENTE y vive completamente en desacuerdo con las leyes naturales de la evolución humana (absorción de alcohol que hace perder el equilibrio del razonamiento sano, alimentación desordenada y, sobre todo, la nutrición que proporcionan las carnes de animales opuesta a todas las leyes del buen sentido, venenos de narcóticos, tabaco, etc.); no es raro, pues, ver en Occidente personalidades diplomadas que ignoran los primeros rudimentos de la sabiduría de vivir.

Así pues, en Yoga hay ocho elementos básicos en la conducta del ser humano que desee elevarse por encima de la condición animal:

YAMA, las abstinencias,

NIYAMA, las reglas de vida,

ASANAS, las posiciones del cuerpo,

PRANAYAMA, el control de la respiración,

PRATYAHARA, el control de sus percepciones sensoriales orgánicas,

DHARANA, la meditación,

DHYANA, la concentración, y

SAMADHI, la identificación.

Es imposible evadir estas reglas elementales en cualquier tipo de yoga que el estudiante haya escogido, pues es lo más importante seguir el cumplimiento de esos principios. Concluyo, pues, en que no hay que tomar en consideración diversos tipos de Yoga en que se dispute cuál es la mejor, y confirmo mi opinión acerca del yoghismo, es decir, en el sentido de ubicar las reglas de vida en una síntesis que supone naturalmente la realización de estados iniciáticos en el sentido general de la palabra, y no en el sentido limitado de los diversos estados catalogados en los dogmas.

El yoghismo llega a ser una forma concreta de estudio para el control de las perturbaciones físicas o psicológicas, y anoto mi punto de vista con la imparcialidad más completa diciendo que hay que seguir la tradición de la yoga en su aplicación trascendental por períodos de existencias, es decir, que las diversas yogas son afluentes de una misma corriente llamada yoghismo (para llegar finalmente al YUG inicial, lo cual es el Alfa y el Omega de todas las cosas).

Las ocho características de la evolución corresponden a las disciplinas, todas naturales, que son practicadas por casi todo el mundo, aunque de una manera insuficiente.



Y A M A



YAMA: (no hay que confundirlo con el dios de la muerte de los Vedas). Es el primero de esta serie de principios y que es practicado más o menos por todo el mundo, pues cada quien respeta la abstinencia de matar, de robar, de la lujuria, etc. La conciencia, ay! siempre demasiado elástica, proporciona rápidamente motivos al ser humano para permitirle satisfacer sus vicios y sus pasiones, por lo cual la Ciencia Yoga presenta una conducta a observar rigurosamente.

En lo que se refiere a no matar no se limita solamente al crimen humano, sino también en los animales; simplemente el hecho de aceptar la carne de bestias sacrificadas es hacerse cómplice de un crimen, como también aquel que compra la carne creyendo que no es culpable adopta la misma actitud de los dictadores que pagan soldados especializados en la matanza. Es cierto que el hecho de comer legumbres no dispensa de matar, pero también es comprensible que “matar” una zanahoria, una lechuga, un nabo, no tiene la misma consecuencia que la matanza organizada de la pesca, la caza o el matadero. Aunque procedente de un Alma colectiva la “inteligencia” de un animal se acerca más al hombre que la consciencia celular de los vegetales, aun de los más evolucionados.

En lo concerniente a no matar, esta ley de abstención es mencionada en todas partes, tanto para los hebreos como para los cristianos o los budistas: Éxodo XX-13, Deuteronomio V-17, Levítico XIX-16, San Mateo V-21 y XIX-18, lo mismo que en el primer pansila (mandamiento) budista, etc.

Respecto a la abstención de la carne animal la mención está hecha más especialmente en: Génesis I-29 y IX-4; Levítico XXII-8, XVII-10, 11, 12, 13 y 14, y en igual forma en las Escrituras orientales (Vinaya-Pitaka, Suta-Nipata, etc.).

Existen también referencias en la Biblia a la abstinencia del alcohol, del vino, de la cerveza (Lev. X-9 y 10), así como para aquellos que se consagran a la vida cristiana (Libro de los Números VI-2 y 3); en igual forma se alude cuando se trata de un ser vertido a la santidad (Lucas I-15) y el mismo Gran Maestro de Nazareth ha mostrado su importancia (Lucas XXII-18). No solamente entre los hindúes existen los sannyasines para la vida de ermitaños consagrados a la Divinidad, sino que este género de vida también existe en las diversas religiones y, por ejemplo, en el cristianismo las leyes están dadas en numerosos pasajes bíblicos (Libro de los Números, Cáp. VI, ver. 1 al 6), igualmente con respecto a las diversas abstenciones en la violencia, en la mentira, en el robo, en la lujuria, en los bienes (particularmente en San Lucas XIV-26). No debe existir, pues, ninguna novedad para los cristianos en estas abstenciones para la Yoga 21.

Podríamos prolongar las citas y las referencias, pero ya hoy está ampliamente demostrado, tanto por las autoridades religiosas como por los análisis científicos, que estas abstinencias de carne animal, de bebidas alcohólicas, de tabaco, etc., son los puntos de partida de toda evolución hacia cualquier perfeccionamiento que sea, por lo cual es inútil insistir más con respecto a esta cuestión. Ya sea en lo espiritual o únicamente en el plano material, lo que se denomina YAMA en Yoga, es en la vida corriente una pura precaución contra la degeneración de las facultades humanas. Los nombres más ilustres de la historia son un testimonio favorable al régimen naturista, como los de los grandes maestros: Hanahpu, Quetzalcóatl, Huirakutcha, Osiris, Rama, Krishna, Lao-Tsé, Confucio, Buddha, Jesús. Los más grandes pensadores han defendido la causa vegetariana: Pitágoras, Tales, Plutarco, Porfirio, Epicuro, Diógenes, Homero, Heráclito, Platón, Hipócrates, Sócrates, Aristóteles, Séneca, Cicerón, etc. Sin ninguna parcialidad se pueden nombrar las celebridades más diversas, ya sea de la ciencia, del arte o de la filosofía: San Pedro, Leonardo da Vinci, Voltaire, Juan Jacobo Rousseau, Humboldt, Nietzche, Lamartine, Wagner y cuántas otras personalidades que se han distinguido en la manifestación humana practicando esta primera disciplina a la cual se ha unido el 50% de la humanidad. En efecto, la mitad de los habitantes de nuestro planeta no ha aceptado todavía este signo elemental de la sabiduría que es el primer paso hacia la liberación final, la cual debe manifestarse por una Era de paz.

Hay reglas bien definidas en la vida y su falta de observancia produce catástrofes, como la de la Atlántida o como la que se está preparando en estos momentos si el mundo no procede a tiempo!... Las leyes del Cosmos son cosa bien establecida e ir en contra de esta organización tan perfecta significa abocar a la humanidad a su propia pérdida.

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NIYAMA



NIYAMA, es el nombre dado en Yoga a estos reglamentos que naturalmente principian por esta purificación tanto interna como externa que el ser humano debe observar. En primer lugar, la purificación interna, es decir su estado de espíritu no podrá ser correctamente dirigido sin antes haber realizado la unidad de todas las cosas en un mundo que gira en diversas tonalidades suscitando reinos llamados: mineral, vegetal, animal, humano y suprahumano. La destrucción de uno u otro de estos reinos sería provocar un desequilibrio en lo Infinitamente Grande. Si en lugar de concentrar su energía en la destrucción, el ser humano pensara en lo constructivo, desde hace mucho tiempo nuestro mundo podría haber sido reintegrado en la beatitud original (me expreso así para permanecer dentro del marco teológico).

Se ha pensado alguna vez en la paciencia de un espíritu destructivo que pasa un día entero con un junco en la mano tratando de eliminar a un animalito de unos centímetros de largo que vive en un elemento líquido a fin de no molestar al hombre? Este desequilibrio mental que empuja al ser humano y que despierta en él una sensación casi sensual cuando ve un pez luchando contra la muerte, es bien conocido de los psiquiatras. El caso de la sensualidad mórbida ha sido muy a menudo descrito para que tenga yo que agregar mi opinión acerca de todos esos pobres necios humanos que regresan del bosque con el fusil al hombro y algunas bestezuelas inofensivas en el morral. Bien como cazador o pescador, el hombre oculta su complejo de inferioridad, así como requiere el hábito de los excitantes (té, café, alcohol, nicotina, etc.) para disfrazar su falta de control (lo que en realidad lo empeora más todavía).

Se tomaba la precaución en España de que antes de llevar a usted a una gran corrida lo hacían beber copiosamente y le invitaban a comer grandes raciones de carne a fin de soportar el espectáculo de una corrida de toros. Nunca un español podría “apreciar” tan bien el espectáculo, como teniendo una botella de vino en su mano; el placer de presenciar la muerte del animal es, pues, un estado de desequilibrio de estos pobres “aficionados” a las corridas de toros. Al no poder resistir la estupidez de sus contemporáneos el hombre tiene evidentemente la necesidad de animalizarse absorbiendo una alimentación de carnes y tiene que buscar escapar al aburrimiento mediante las bebidas y los estupefacientes, para no reaccionar fuertemente contra el rumbo que toma la humanidad actual. Conozco la reacción general del momento: hay grandes sabios que, sin embargo, comen carne, fuman y beben... bueno, estoy de acuerdo hasta cierto punto solamente, pues ya confesé más de una vez públicamente que no estuve de ningún modo orgulloso de mis diversos diplomas que solamente demuestran mi estupidez científica, pues para qué me sirven mis doctorados si no para demostrar que he copiado debidamente a mis predecesores sin preocuparme de una opinión personal? Qué prueban mis grados y calificaciones diversas sino que he aceptado bien toda la ciencia inexacta e impotente de nuestros días? Hay que estar de acuerdo, en que la medicina actual está muy lejos de poseer el procedimiento de momificación que los egipcios practicaban comúnmente, y en que igualmente nuestras matemáticas son todas una hipótesis relativa en comparación de la antigua Numerología, y debo confesar que no fue en la Universidad en donde me han dado la fórmula de la transmutación de los metales que hacía parte en otro tiempo de la física vulgar… Olvidando, pues, mis títulos no puedo entonces conmoverme al anuncio de los títulos de otros, a excepción, sin embargo, de aquellos que se aplican al rango de los: Einstein, Varcollier, Alexis Carrel, Marcelin Berthelot y otros revolucionarios de la ciencia (o renovadores del conocimiento antiguo).

El Niyama consiste aún en otras abstinencias, además de las anteriores reglas elementales de la vida: La purificación no es completa si es limitada únicamente a una sana nutrición; así como el cuerpo no está hecho para recibir alimentación de necrófago22, el espíritu, por su parte, igualmente debe ser dueño de sus hábitos (dominar sus malas costumbres). Aunque la manera de pensar no es cosa fácil de controlar, no se puede llegar a una supremacía espiritual sin la capacidad de pensar correctamente. Sería necesario largo tiempo para analizar lo que se puede llamar “pensar correctamente”, pues es natural que no es cuestión de aprobar automáticamente los géneros de pensamiento reconocidos habitualmente como buenos; por ejemplo, lo “bueno” y lo “malo” son simples concepciones, pues cada uno puede definir perfectamente el sentido de lo “bueno” y de lo “malo”: pero ello en cuanto a su propio juicio sin preocuparse de la apreciación de los demás. Nosotros tenemos en nuestro Ashram de Maracay, Venezuela, un aviso en la pared muy propio para este caso: “La libertad del uno se termina cuando principia la libertad del otro”.

El establecimiento de una moral universal será la cosa más complicada de establecer en este mundo; lo que conviene a uno no conviene a otro; tantas cuestiones hay ahí para dividir la humanidad y, a más de los principios sociales, hay muchas diferencias de punto de vista originadas por reacciones biológicas y por efectos psicológicos diversos según tiempo, lugar, raza, etc.

Hago a menudo mención del caso de las costumbres tibetanas que aceptan tan fácilmente que la mujer pertenezca a cinco o seis maridos, y es conocido lo contrario en el Cercano Oriente, donde un hombre está en posesión frecuentemente de varias mujeres. ¿Cuál sería la verdadera moralidad? Si nosotros los europeos creemos ser los únicos bien equilibrados bastaría recordar las estadísticas de Segismundo Freud!...

Personalmente me entregué a la observación de las normas sexuales, pero resultó imposible la obtención de una base exacta sobre la frecuencia perfecta del coito. Todos los médicos, psicólogos, biólogos, etc., que se han dedicado a la misma averiguación deben expresar la misma conclusión. Las respuestas sobre el número de contactos sexuales varían en las estadísticas desde una vez por mes hasta cien veces en promedio! Numerosos son los interpelados que han expresado una necesidad de 1.000 coitos anuales, ¿cómo entonces tener una base de lo que es el equilibrio genital? Simplemente es que no hay una ley que pueda regir semejantes funciones. La regla debe ser establecida de acuerdo a la razón misma de la vida, de acuerdo al sentido concedido a la existencia, a la aspiración y al ideal que se ha desarrollado. El bien y el mal son concepciones humanas que no existen en la realidad más que en el plano mental y según la creación del espíritu de cada quien, así como también hay actos a los cuales podrían hacerse restricciones por su carácter de extrema relatividad, como veremos después.

El niyama son las reglas de vida indispensables para el estudiante de la yoga, más aún que al yoghi mismo. La purificación interna y externa se comprende como una disciplina necesaria al discípulo de todas las filosofías. El mérito de las disciplinas, las dificultades, la búsqueda de pruebas para obtener enseñanza, es incluído en esta regla, la cual hace parte de los ocho elementos básicos de la conducta del ser humano, según la yoga. Esta regla (niyama) consiste en el estudio de la ciencia, de la pureza, de la austeridad, del esmero hacia la perfección. La moral debe provenir de esas conclusiones, y es ella misma la que se manifestará, sin que estemos ahora en la obligación de analizar la perfecta conducta en la vida.

Por lo demás, una vez adquirido por el adepto el primer elemento básico: YAMA, constituido por las abstinencias, pasa él entonces solamente al NIYAMA el cual automáticamente le da la clave de su regla de vida. La ausencia de la vida sexual no significa, en lo absoluto, pureza moral; sin embargo, el aspecto biológico en este caso es de lo más importante, lo cual sabemos muy bien, pues la abstinencia de “relación” es pedida siempre al principio en la práctica de la yoga de la misma manera que la exigen en todas las demás órdenes místicas e iniciáticas, pues es una precaución elemental para aquellos que van a afrontar un dominio supranormal en el que se hace necesaria una tensión mental para el desarrollo de un magnetismo, para la obtención de fuerzas psíquicas o para la contemplación, todo lo cual resulta impracticable para aquellos que no quisieran plegarse a esta regla de control de los sentidos. El que sea más o menos prolongada la abstinencia de esta práctica elemental depende del resorte de posibilidades que puede ofrecer e1 discípulo, es decir, que una vez con el dominio absoluto de los sentidos, el yoghi puede permitirse escoger el género de vida que le plazca porque tiene el control completo de sus actos, y de ahí que puede transmutar las fuerzas desplegadas según el tipo de aprovechamiento que piense alcanzar.



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ASANAS



ASANAS son posiciones del cuerpo; cada movimiento debe tener una razón de ser y el conocimiento de los ademanes es de lo más importante tanto para la vibración desplegada como para la selección de las tonalidades que hay que dar a esos movimientos. Se ha dicho que el hombre adopta 84.000 posiciones diferentes y de ellas la ciencia yoga ha escogido las más importantes para que, debido a ellas, el cuerpo pueda ejercer en el control biológico y en el psicológico grandes posibilidades de evolución.

Ochenta y cuatro asanas tradicionales fueron consagradas por la Hatha-Yoga (control físico). Estas asanas corresponden en cierto modo a 84 familias de animales que viven sobre la Tierra. Si el número de las especies de criaturas vivientes en este planeta es exacto al número de las posturas escogidas por la Hatha-Yoga, debe existir igualmente una relación de Identificación en el orden de las ideas.

Asana-Jeya es la maestría completa en las asanas, lo cual es reconocido cuando el aprendiz yoghi puede sostener una postura por lo menos durante tres horas. En efecto, es necesario este lapso de tiempo con las respiraciones y concentraciones adecuadas para obtener un resultado efectivo, es decir, sentir el efecto de la asana.

Poco a poco en el mundo occidental la medicina oficial reconoce el beneficio de las asanas y numerosas revistas médicas y órganos científicos han difundido publicaciones relacionadas con la Hatha-Yoga. Ha sido bien demostrado que no solamente los enfermos han encontrado un notable mejoramiento o que han sanado completamente, sino que también una nueva energía fue introducida en el paciente por medio de la práctica de los ejercicios psico-físicos. Algunas de las posiciones son evidentemente muy complicadas y reservadas solamente para aquellos que desean dedicarse enteramente a la Asana-Yoga. Dos posiciones son aconsejables para todos, sin excepción de sexo, de edad o de estado de salud: la padmasana y la siddhasana.

La endocrinología es hoy cosa completamente admitida y observando los efectos patológicos todo proviene del funcionamiento de las glándulas llamadas endócrinas, lo cual constituye una confirmación de la Antigua Sabiduría de la India. Sería verdaderamente una lástima que la medicina moderna creyera haber descubierto algo nuevo en la aplicación endocrinológica, pues la yoga viene proclamando desde hace milenios ese mecanismo.

Todo lo referente a las posiciones del cuerpo está basado en el hecho de que las glándulas necesitan ser puestas en movimiento para que tengan un perfecto equilibrio que se manifiesta en primer lugar en la salud y posteriormente en el plano psíquico. Los chakras no son otra cosa que la emanación de los plexos endocrinos, es decir, los chakras representan la exacta relación de las glándulas a este respecto.

Los siete principales chakras son estos centros nervo-fluídicos, exactas reproducciones de los siete plexos bien conocidos de los ocultistas y son los efluvios sutiles de las 7 principales glándulas llamadas endocrinas.

La yoga ha proclamado siempre que las asanas tienen por objeto el restablecimiento del orden en los centros orgánicos por medio de la iluminación de los chakras, es decir, por el refuerzo al equilibrio de estos centros lo que equivale a las declaraciones que hace la ciencia moderna aprobando la necesidad de un equilibrio glandular sin el cual el organismo adquirirá enfermedades, desde las más extrañas hasta un desequilibrio mental y todos los demás desórdenes estudiados especialmente por Jung. El psicoanálisis tiene toda su ciencia basada en el estudio de las glándulas y de su relación interferencial.

El tratamiento médico (psicoanálisis y otros sistemas) de los que padecen desórdenes nerviosos, es una aplicación práctica de las lecciones de grandes Gurus de la India antigua. Es evidente que en los casos neuropáticos 1as asanas tienen mejores efectos, así como para la curación del reumatismo, del artritismo y, todo lo que se relaciona con el gran simpático, aunque, en realidad, no hay límite en las posibilidades curativas de la yoga, ya que es en el sistema glandular completo en el que ejerce su acción. Basado en las asanas, todo el método de la Hatha-Yoga tiene, pues, como finalidad el control del organismo y del espíritu, lo que proporciona un resultado efectivo a todos los problemas de los humanos. Sabemos que si algunas glándulas, como la del timo (anahata-chakra) o la tiroides (viccudha-chakra), ocasionan efectos inmediatos en el cuerpo físico, otras, en cambio, como la pituitaria (agna-chakra) o la pineal (sahasra-padma), obran sobre las cuestiones más sutiles. Ello corrobora que las glándulas tienen varios dominios y que cada uno ocupa diversos sectores, tanto del cuerpo físico como del plano mental.

De ahí que las asanas han adquirido una gran importancia y no se toma a la Hatha-Yoga como un ejercicio exhibicionista, como algunos han pretendido verla, sino como un método curativo tanto del cuerpo como del espíritu. Su mecanismo llega a ser no solamente aceptable, sino que está en perfecto acuerdo con la ciencia moderna como lo han declarado varios sabios y numerosas personalidades eclesiásticas.

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PRANAYAMA



PRANAYAMA es el cuarto elemento básico en las disciplinas de la Yoga. Es el control de la respiración a fin de poner en movimiento ciertas fuerzas internas las cuales establecen poco a poco un perfecto equilibrio en los chakras. Esta maestría respiratoria tiene como base dos grandes ejercicios:

a) el cáliz exterior en que se trata de parar la respiración después de haber extraído todo el aire de los pulmones contando hasta 8 durante la expiración, deteniéndose a contar mentalmente hasta 16 y luego, contando hasta 4 al aspirar.

b) el cáliz interior es el ejercicio de parar la respiración después de haber aspirado; la aspiración se hace pensando en cuatro sílabas, se para durante 16 y se expira contando hasta 8.

Los ejercicios del control de la respiración son numerosos, pero siempre peligrosos en la ejecución sin la conducción de una persona enterada. No solamente la cadencia no acostumbrada de la respiración puede producir desórdenes orgánicos, sino aun la concentración en los puntos sutiles expone siempre al principiante a complicaciones mentales.

Mis discípulos han practicado siempre durante tres meses cuando menos los ejercicios corrientes de cultura física antes de abordar cualquier ritmo respiratorio, aún tratándose de respiraciones muy elementales. Yo pido a los estudiantes seis meses de trabajo preparatorio para principiar verdaderamente las asanas con trabajo de pranificación, y nunca autorizo a los adeptos a principiar con el pranayama completo sin cumplir un año de práctica de Yoga.

Todas las cosas son un compuesto de AKHASH y de PRANA (cuerpo vulgar y cuerpo sutil), el compuesto material y la fuerza creativa, el uno negativo el otro positivo, amalgama de célula visible que forma una materia cualquiera y la esencia vital. Es como decir: el físico y el espíritu.

Cuando absorbemos una alimentación tal como la ensalada, la hoja verde y visible es lo que producirá la materia para nuestro organismo, pero las vitaminas serán la fuente de energía suprafísica. Bebiendo un vaso de agua hay que pensar que el líquido (akhash) penetra en nuestro cuerpo en tanto que también dirigimos el pensamiento hacia la parte sutil (prana) a fin de hacer la absorción por medio de nuestros centros psíquicos, acumuladores de la energía vital. La falta de prana, produce la ausencia de energía, bien conocida de los deportistas y que no consiste en sentir el cansancio de una ascensión ruda, sino en lo que los corredores llaman en su argot: “piernas de franela”, o sea esa fatiga que varios de nosotros hemos sentido después de largas excursiones sintiéndonos descargados e impotentes.

La energía vital, el principio activo, el elemento dinámico, es el prana. Como dice el gran filósofo belga Maeterlinck: “El misterio, el eterno y gran misterio es la vida”... sí, la vida, esta chispa divina del movimiento es el prana.

Existen medios para recuperar y aumentar este prana, esta energía, y uno de estos medios es ofrecido por el PRANAYAMA.

En general, la respiración rítmica se hace de la siguiente manera: sentándose bien recto, pero sin rigidez, con la columna vertebral en línea lo más vertical posible, el mentón un poco recogido y los hombros un poco hacia atrás y las manos puestas simplemente sobre las piernas, hay que principiar entonces a inhalar lentamente, contando hasta seis por ejemplo, sin esfuerzo y según sus propias posibilidades, reteniendo el aire en los pulmones contando hasta tres, y exhalar lentamente el aire por la nariz contando hasta seis, para enseguida contar hasta tres con los pulmones vacíos. Ya habituado se puede aumentar el tiempo poco a poco hasta 4, después 5, luego 6, 7, etc., y llegar después de un período de algunos años de práctica, hasta 60 o 70 o más; pero, aun cuando lo he practicado regularmente, no lo he aconsejado a nadie así. Este ejercicio es muy provechoso cuando está bien ejecutado, sin embargo, siempre me ha asombrado ver con qué atrevimiento los principiantes tragan el aire en sus pulmones sin jamás practicar un método preparatorio... Ciertas organizaciones ocultas aconsejan a sus “clientes” las retenciones de la respiración; contra ellas me he opuesto siempre por haber observado, particularmente en América, el mal ocasionado por estas prácticas, demasiado rápidas en la búsqueda de la obtención de poderes supranormales.

Hay que saber, sin embargo, que la regularidad del ritmo es mucho más importante que la duración del período. Para tener certidumbre en el empleo del tiempo, lo mejor es tomar el ritmo de la pulsación del corazón y veo prudente no dejar nunca pasar más de 15 pulsaciones como tiempo inicial. Hay que practicar hasta que se sienta la oscilación del ritmo cardíaco produciendo una vibración en todo el cuerpo. No hay que olvidar que la retención de la respiración reclama un aporte sanguíneo en la envoltura pulmonar, es decir, que extrayendo la energía cardiaca se expone al corazón a cierta fatiga y es también predisponerlo a la taquicardia. Por otra parte, nos expondríamos así igualmente a heridas en los pulmones y a otras complicaciones de las vías respiratorias. Todo ello debe hacernos reflexionar en el delicado empleo del pranayama que, sin embargo, persiste como un ejercicio de gran valor cuando es ejecutado bajo la guía de un Maestro.





PRATYAHARA



PRATYAHARA es lo que la yoga plantea como la “supresión” de percepciones sensoriales orgánicas, pero que a mi manera de ver debe definirse como control de las percepciones sensoriales orgánicas, pues el ser humano tiene sus hábitos y un mecanismo nocivo inconsciente, y creo que la expresión control de percepciones conviene mejor, desde mi punto de vista, ya que pratyahara resultaría la función de la supresión total y no el control como personalmente lo entreveo.

Yo no acepto enteramente, como la yoga lo plantea, la teoría de suprimir las sensaciones (probablemente a causa de mi nacimiento en el Occidente). En efecto, no creo necesario, aun en el sentido de lo más espiritual, “suprimir” las funciones orgánicas en las cuales nuestro espíritu ha sido puesto para su evolución en el perfeccionamiento. La yoga tradicional pide la ausencia completa de emociones y hasta de las sensaciones mismas, en cambio, sean mis principios reformadores (y es por esto, en efecto, que he empleado la palabra yoghismo) considero más aceptable y más equilibrado en general, adoptar los ejercicios de control de los sentidos.

No concibo bien cómo se pueda venir a esta existencia física a estar obligado a “matar” los sentidos o aun aceptar mortificaciones grotescas, lo cual no es difícil reconocer. No tengo tiempo de hablar de lo que concierne a la flagelación u otras mortificaciones empleadas por algunos “místicos” a los cuales estoy tentado a llamar más bien “míticos”. El sadismo de la Inquisición es demasiado conocido para que yo haga comentarios y, además, Wundt, primer fundador de un laboratorio para la experiencia psicológica, ya ha definido muy bien la cuestión mental en este género de sufrimientos corporales.

Hay una gran diferencia entre “suprimir” y controlar y me pregunto si los Grandes Maestros Antiguos no han querido insinuar más bien la maestría de los sentidos y de las emociones que la ruptura radical de estas sensaciones; sin embargo, dejo al cuidado y a la libertad de cada quien entenderlo como lo entienda. . .

Al mismo tiempo voy a exponer un pequeño y rápido análisis sobre un planteamiento frenológico: ¿Sabe usted por qué la gallina canta cuando está poniendo? En la cabeza hay centros correspondientes a cada una de las funciones y el ejercer una acción produce un calentamiento en uno de los centros al cual corresponde esta acción, este centro inmediatamente reacciona comunicando a su vez a los centros vecinos un calor; sabiendo, pues, que el centro de los órganos genitales se encuentra muy cerca del centro de los órganos de la garganta, se comprende la razón por la cual la gallina, en el momento de poner su huevo, tiene la necesidad de activar el órgano de su voz. Eso no es exclusivo de la gallina, pues la necesidad de emitir sonidos en el momento del orgasmo es bien conocida, en particular de las personas muy entregadas al acto sexual. El calentamiento excesivo en el cerebro del centro correspondiente al órgano sexual, le produce una excitación al centro correspondiente a los órganos de la garganta, poniendo en movimiento, entonces, las cuerdas vocales. Esta estricta relación de los órganos genitales con los de la garganta es mejor constatada por las mujeres en el período de la menstruación23.

Héctor Durville, Col, de Rochas, Baraduc, E. Osty, el profesor Charcot y tantos otros han examinado particularmente estas protuberancias cervicales con relación a sus emanaciones magnéticas y es desde este punto de vista que las quiero examinar.

Suprimir una sensación es, si se puede decir así, “poner en frío” uno de estos centros de la cabeza, particularmente el que corresponda al sentido o a la emoción que queramos eliminar definitivamente. Si ponemos entonces “fuera de funciones” algunos de estos centros estaríamos en el derecho de preguntarnos si ello no es exponer a nuestras facultades a un estado de desequilibrio.

Al no existir más la percepción sensorial se cortan prontamente las funciones emanativas, y si entonces, por ejemplo, un aprendiz de yoga carece de una función orgánica indispensable y debido a que los centros frenológicos tienen sectores de transmisión, la cesación del funcionamiento podría no solamente ocasionar atrofias a los nervios sino también efectos psicológicos mucho más graves.

Cuando no se desea luz en un bombillo eléctrico se corta la corriente... Sería en este mismo orden que habría que proceder, pero como no se puede eliminar el interruptor, entonces por qué “suprimir” las funciones? En cambio es mucho más prudente operar como con un conmutador de línea telefónica cuando no se desea recibir alguna llamada. Es así ciertamente, en el sentido del CONTROL y no con la idea de la “supresión” que los Gurús han querido definir el pratyahara. Por otra parte, cómo explicar al estudiante la necesidad de una abstinencia cuando no hay motivo para exigirla y es más correcto presentarla como una transmutación. No habiendo recompensa en Yoga tampoco existe ninguna razón para supresiones o privaciones o cómo explicarlas entonces? Por lo tanto, mediante mi planteamiento de transformación y de maestría de las sensaciones, doy a entender un objetivo más noble, una aspiración más sana, una obtención de un ideal más bello y más estable; en tal caso, naturalmente, el discípulo sabe la razón de su sacrificio, el ve el por qué de una maestría, de un control de sus instintos y aun la necesidad de dominar la pena, la alegría, el dolor o el goce. La “supresión”, tal como la dejan entender ciertas vulgarizaciones de la teoría de la yoga, consistiría en terminar con las percepciones sensoriales orgánicas y con la sensación de todas las apreciaciones; yo prefiero enseñar a controlar sus emociones a fin de no canalizar definitivamente el pensamiento de los demás ni imponer una dictadura espiritual y dejar libre al estudiante (después de algún tiempo de control) y que regrese a las percepciones sensoriales, si él lo desea...

En esta forma no hay votos sino una evolución lenta de poderes adquiridos mediante la simple voluntad natural acompañada de un entendimiento perfecto del por qué.

Los sístoles y diástoles son esos movimientos regulares del corazón que son producidos por la misteriosa fuerza llamada VIDA. Estas pulsaciones son independientes de nuestra voluntad y funcionan a razón de 72 latidos por minuto en un hombre adulto y sano. Si bien he dominado estos movimientos al punto de aumentar el número según mi voluntad y llevar los latidos a 140 por minuto como un simple ejercicio de control, nunca me vino la idea de seguir viviendo en este estado y al cabo de algunos instantes nuevamente dejé marchar mi órgano cardíaco en su curso normal. Cuando es inútil producir una energía suplementaria, para qué hacerlo? Del mismo modo pasa con el pratyahara; en tanto que el control para los ejercicios de perfeccionamiento sea indispensable o simplemente para la adquisición de una experiencia, es conveniente dar su energía en tal sentido, pero ya después por qué ofrecer toda su voluntad a ese trabajo cuando tanto necesitamos de esta fuerza creadora para otras labores mucho más útiles? Recuerdo mis primeros ejercicios de voluntad, como el dejar mi dedo encima de la llama de una vela en un pequeño concurso que habíamos organizado mi primo y yo, en aquel entonces de unos doce años de edad; esta energía fue ofrecida con el propósito de obtener una mayor voluntad; el momento de resistir era prolongado, a fe mía, con toda seriedad, pero hoy, aun en la posibilidad de dominar enteramente el dolor de una quemadura o controlar completamente las percepciones sensoriales, no creo útil hacerlo sino en el caso de una absoluta necesidad y nunca en un caso de exhibición. Es preferible vivir como un “don cualquiera” al tratarse de las pequeñas penas y no gastar su energía en futilidades, cuando la colectividad pide un aporte de vibraciones intensas como ayuda para la evolución de una mejor comprensión, la cual no podrá jamás resolverse por medio del fenomenismo, sino más bien con un lógico análisis y una enseñanza de ejemplo equilibrado.

Suprimir” es un acto agresivo que no puede estar dentro de las ideas del yoghi; “suprimir” las percepciones es limitar la libertad de vida lo cual es completamente opuesto al ideal del yoghi; en cambio: controlar es transmutar en busca de mejores resultados. La “supresión” es contraria a la responsabilidad de los deberes que tenemos en esta encarnación. La idea de la “supresión” de las percepciones es desterrar para siempre las sensaciones, las cuales podrían después hacer falta, puesto que el ser evoluciona y nada es estático. Suprimir las posibilidades de goce al “tocar” sería al mismo tiempo suprimir el control acerca de las formas y de las cosas, sería eliminar una parte de la existencia: además, no tenemos derecho a “matar” la vida que nos fue entregada. Se trata, pues, de controlar el efecto de “tocar” a fin de no caer en la excitación mental, pero, por otra parte, se hace imposible distinguir si un plato es liso o es rugoso después de haber suprimido las percepciones orgánicas que rigen el sentido del tacto. Causas y efectos deben ser analizados seriamente antes de lanzarse en la práctica de la “supresión” sensorial. Las personas que han “matado” o embotado inconscientemente su sentido del gusto por medio de especias o alimentos fuertes, no pueden percibir el sabor bastante marcado de los millones de pequeños gusanos escondidos en la carne que por su cocimiento no propagan tanto su olor de putrefacción, el cual los vegetarianos perciben desde muy lejos, pero que no molesta a los necrófagos, carniceros, carnívoros, porque su olfato no posee ya más sus facultades perceptivas. Esta supresión del órgano del gusto o del olfato es la causa de que los seres coman carne, beban cerveza, vino, alcohol, fumen, etc., matando su salud y perdiendo por este hecho sus derechos a la evolución progresiva; no es natural matar el cuerpo poco a poco por medio de toxinas de carne animal, de nicotina, de alcohol y otros tantos productos nocivos para el hombre que así se está “suprimiendo” a causa de una completa inconsciencia de sus facultades.

El hombre debe vivir con naturalidad, lo que no quiere decir que sea según su instinto, porque evadidos del reino animal debemos vivir con una conciencia humana y no con un instinto animal.







DHARANA



DHARANA que equivale a decir meditación, es uno de los puntos importantes de la filosofía yoga, y digo bien de la filosofía, porque la real importancia está en el conjunto de la disciplina respetada, disciplina que no es impuesta sino libremente consentida.

Dharana es fijar su atención hacia un objeto (objetivo o subjetivo) sin que esta atención sea inmóvil, es decir, que debe haber visualización alrededor de dicho objeto.

Es con esta práctica que principia el estado final: atención, unión, iluminación, llamado SAMYAMA.

Dharana es la atención que prepara la unión en el objeto, es decir, la concentración (dhyana) que hará UNO del objeto y del sujeto para después el sujeto ser iluminado hacia la consciencia universal (samadhi). Samyama es, pues, el conjunto dharana-dhyana-samadhi que podrá ser actualizado solamente si el adepto ha practicado largamente las disciplinas elementales que ya he expuesto antes.

Evidentemente, en el mundo occidental numerosas personas hablan de meditación o de su concentración sin saber exactamente lo que eso significa, y ese pseudo-misticismo es de lo más peligroso no solamente para ellos mismos sino también para aquellos que los rodean a los cuales ellos ofrecen el espectáculo de un perfecto desequilibrio que después repugna a todos los buscadores de esta vía.

Parece que se habla demasiado rápido de “concentrarse” en una cosa o de meditar, cuando muy a menudo se trata de un ensueño o de un vago sueño. Cuántas veces he oído decir a esas gentiles damas, miembros de tantos comités, que están haciendo su meditación para salvar a las almas, para ayuda de los enfermos, para la paz del mundo. etc.... sentimiento puro y magnífica manifestación de bondad, pero verdaderamente insuficiente al observar que estas personas ignoran todo lo del proceso meditativo que requiere un estado especial de la consciencia y un conocimiento profundo de las leyes de la física y del mecanismo biológico y filosófico.

Dharana es el sexto elemento de disciplina para el perfeccionamiento del individuo, pero pasar directamente a la meditación ignorando las abstinencias, las posturas, las reglas de vida, el control respiratorio, la maestría de las sensaciones (Yama-Niyama-Asanas-Pranayama-Pratyahara) sería algo así como los estudiantes del ocultismo fácil que hablan de la Rajas-Yoga sin haber estudiado nunca las primeras lecciones de la Hatha Yoga, como si pudiera pasarse a la Universidad antes de asistir a la escuela primaria.

Un programa existe para cada cosa; ignorarlo es exponerse a peores catástrofes. Evidentemente las mentalidades anarquistas actuales prefieren negar a los maestros y a la disciplina bautizándose de “Rajas-Yoghis”, como esos miembros de asociaciones secretas que alardean de grado iniciático aun antes de haber practicado el menor dominio de los vicios corrientes del hombre.

La meditación es el ejercicio del pensamiento que consiste en la prolongación de la vista interna sobre una cosa. Habría que tomar el cuidado antes de las meditaciones de aislarse mentalmente del mundo habitual sin perder por ello el control de la existencia, pero sin llegar al posible efecto inmediato de una especie de auto-hipnotismo que sería completamente opuesto a las doctrinas de la yoga y que es más bien objeto de práctica en el fakirismo.

Bodhidharma, el veintiochoavo Buddha, practicó intensamente la meditación y durante largos años se aislaba fijándose en una pared para practicar perfectamente este ejercicio. El monje de ojos claros, como fue apodado, ha dejado ciertamente instrucciones puras a sus discípulos cercanos, pero parece que el Zen (fundado con base en su enseñanza) pide de sus adeptos en nuestros tiempos mucho más que la contemplación, lo que desde mi punto de vista no es la misma cosa exactamente.

Bien es cierto que las órdenes contemplativas son numerosas en Europa y los ejercicios practicados en los conventos y monasterios son muy austeros, lo acepto, pero ellos no tienen este valor iluminativo de la meditación tal como lo concibe el dharana. Ciertas órdenes de la Iglesia Católica Romana son muy severas y observan bien las disciplinas, pero se trata siempre de la obtención de una especie de éxtasis que es contrario a la idea del progreso en Yoga: el yoghi sabe conservar su calma, su control y su conocimiento, en tanto que los místicos en general no toman en cuenta el estado en que se encuentran y buscan simplemente el punto final, el cual para ellos es la “beatitud” entendida en general en el sentido que le da la teología.

A su vez el místico hindú (al que no hay que confundir con el yoghi) por medio de las oraciones, del incienso, de los encantamientos, de las prolongadas vigilias, del ambiente de iglesia, etc…., todo como los religiosos de Occidente, intenta establecer un contacto con un plano sobrenatural, es decir, que en una especie de “trance” quiere resentir la presencia del “yo superior”. Es evidentemente una “rápida realización” que puede satisfacer a los que tienen paciencia del trabajo, de la verdadera meditación, la cual sí ofrecerá entonces las posibilidades no dé una ilusión mediumnímica como estoy tentado a llamarla, sino más bien una realización trascendental de la consciencia identificada con el dominio de donde emana.

Nietzche se opone radicalmente al humanismo de Bacon porque deseaba la rápida transformación, y de allí su mística de lo grande más bien que la del bien.

No quiero calificarme de “tomista”, pero Santo Tomás de Aquino fue siempre para mí una fuente de inspiración y de documentación razonada. Si la Iglesia Católica Romana lo ha tomado como símbolo de su teología es porque este docto sabio fue uno de los mayores eruditos. Discípulo de Alberto el Grande24, canonizado en 1934, Santo Tomás de Aquino quien toda su vida estudió ciencias positivas, dejó enseñanzas en espléndidos análisis y durante los últimos años de su vida prolongó las experiencias del éxtasis, resultando de esto, naturalmente, que él se hubiera negado a seguir escribiendo más25. Santo Tomás de Aquino ha dejado numerosas obras sobre magia y ciencias ocultas en general; sus aforismos astrológicos demuestran que ha estudiado la ciencia de los astros, no en el sentido conjetural únicamente, sino que ofrece una seria astrología esotérica que me hace pensar qué lo que ha sido calificado como su “éxtasis”, en realidad se trata de algo muy superior.

Dharana, Dhyana y Samadhi son estados mucho más internos que los cinco precedentes y no pueden ser obtenidos sino por medio de una síntesis del saber y de la intuición, de la razón, de la sensación, de lo objetivo y de lo subjetivo.

Meditar antes de tener el conocimiento intelectual es exponerse a imaginaciones fértiles que producen las más inesperadas fantasmagorías y producen los pacientes para los grandes asilos de los enfermos mentales. La meditación puede ser primeramente dirigida hacia objetos bien materiales y la aconsejo siempre a los principiantes; en efecto, ¿cómo podríamos dirigir nuestra meditación hacia una cosa que no está perfectamente conocida? Es risible que algunas personas pretendan meditar sobre Dios como si se tratara de ver la ultima obra teatral de renombre!...

Será preferible practicar durante algún tiempo, por ejemplo, imaginando un lápiz simplemente: podríamos, como objeto de meditación del día, pensar primero en una gimnástica del cerebro mediante el juego de la visualización de la madera que ha servido a la fabricación del lápiz, en seguida visualizando el árbol del cual fue extraída la madera, el bosque del cual fue obtenido el árbol, etc... Cuando el cerebro queda acostumbrado a este género de ejercicios, resultará más cómodo meditar sobre cosas de un orden mayor, como la Luna, el Sol, la Estrella Polar, etc... No me gusta dar a mis alumnos ni siquiera un ejemplo de meditación sobre una determinada y preferida imagen de Dios, pues tal como ellos la conciban llegan más fácilmente a la divinización de sí mismos.

Poco a poco, cuando el pensamiento ha bogado alrededor del objeto, haciendo uso de la meditación, entonces hay que fijarlo más especialmente en el centro del objeto, es decir, más cerca de la realidad objetiva a fin de limitar el campo de la meditación para llegar a la concentración.





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DHYANA



DHYANA la concentración, ya no admite más la inatención; es la fijación sobre un objeto no solo dirigiendo los pensamientos hacia él, en función de su propia realidad, sino que también el pensamiento mismo debe ser incorporado al objeto; no hay, pues, separación posible entre los dos.

En la meditación es únicamente el objeto el motivo de la fijación del pensamiento, en cambio, en la concentración el pensamiento se hace uno con el objeto. Por lo tanto, se hace necesaria la abnegación del pensador mismo para no tener más consciencia que piense al objeto, pues si no habría división entre el pensado, el pensamiento y el objeto al cual pensamos.

Dhyana es el último punto antes de alcanzar la sublimación y en este estado ya hay que estar preparado enteramente para dejar esas esferas en cualquier momento, pues mientras había meditación se trataba de una emanación del espíritu, como podríamos definirlo en una tentativa de explicación, pero en la concentración se trata como de un trampolín para el asalto a la iluminación, la cual puede desatarse en un instante, pues el espíritu por sí mismo no está separado del pensamiento como tampoco del objeto.

De ahí que dhyana esté considerada dentro de la tradición yoga como “unión”, lo cual, sin embargo, yo no admito completamente, pues esto se presta a confusión con el propósito mismo de la yoga (que significa unión) así como con la definición del Samadhi cuya interpretación corriente es unión.

Así pues, pienso que es preferible definir el dhyana (concentración) como una interpersonalización del espíritu con el objeto.

En tanto juzgamos un objeto por su forma, su peso, su olor, etc., etc…. estamos limitados en el mundo físico a los cinco sentidos habituales, pero en el dominio de la meditación cuando penetramos más en el objeto y concentramos completamente nuestro espíritu en la esencia misma de este objeto, entonces escapamos a la forma, al peso, al olor, etc., es decir, nos incorporaremos a él en cierto modo.

Cuando se haya escogido el motivo de concentración, ya sea un árbol, el sol, Dios... no habrá que buscar más otro objeto, dejará la separatividad del pasado, del presente y del futuro, habrá que eliminar todos los problemas de investigación o de solución: concentrado en el objeto escogido será eternamente el mismo objeto inmutable, como el pensamiento que colocaremos en él, porque si no no habrá concentración sino meditación, o dicho de otra manera, es el resultado final respecto a todas las cosas, es la preparación al estado de identificación: el samadhi.

Dhyana no es una autosugestión hacia un estado mejor o un pensamiento fijo o una incorporación, pues las palabras están en el aire, el pensamiento en el espíritu y el objeto en sí mismo; no habrá que perder eso de vista para no confundir el género de las posibilidades.

Se conoce ese fenómeno de ciertos místicos estigmatizados que por efecto de la voluntad llegan a impregnar sus cuerpos de las marcas que ellos desean. Los psiquiatras han constatado que se trata de histeria26 y estos enfermos pueden producir a veces fenómenos bien curiosos. Aunque las manchas de sangre en las manos, sobre la cabeza y en el costado han sido comprobadas en mujeres en éxtasis, el caso puede producirse también en los hombres: se trata de incorporación por concentración en el Cristo.

A fuerza de visualización en una cosa el pensamiento puede emitir una fuerte vibración a tal punto de lograr materializar la cosa misma y no es nada sorprendente que ciertas personas verdaderamente receptivas, poniéndose en una especie de trance lleguen a materializar sobre su cuerpo las manchas sangrientas que aparecen sobre la imagen del Cristo, las cuales han sido contempladas durante un tiempo más o menos prolongado27 por esas personas.

Pedro Charón escribió en el año de 1602 una obra muy buena sobre brujería titulada “De la sabiduría” y, por ejemplo, el pasaje acerca de la imaginación (libro I, Cáp. 16) es de lo más interesante para definir los poderes que “cree” tener el supuesto brujo... Cuántas pobres histéricas fueron condenadas por la Inquisición, convencidas ellas mismas, por cierto, de ser brujas. . .

El Com. Darget ha fotografiado imágenes mentales, como también Blondot, el cual ha demostrado por medio de fotografías la emisión de rayos físico-químicos, y a su vez Charpentier ha demostrado la emisión del rayo N. Todo ello son demostraciones científicas del poder del espíritu para materializarse.

Una pequeña experiencia me viene a la memoria en este instante: en mis tiempos escolares me propuse demostrar a mis amigos hacer aparecer en el cielo la imagen de un yoghi. Tomé la precaución de dejarlos contemplar muy intensamente una pequeña foto en la cual había hecho con un lápiz un punto entre los dos ojos del personaje. La concentración en este punto tenía como propósito imprimirles una imagen mental que aparecería inmediatamente que levantaran los ojos al cielo, el cual formaba como una pantalla para una mejor visualización de la imagen que se había contemplado durante algunos minutos antes.

Es aquí que interviene esa gran ilusión reconocida en la yoga con el nombre de maya; es justamente este espectáculo máyico (en tibetano, sgyuma) el que hay que evitar. Toda la doctrina hindú se ocupa de la eliminación de esta falsa manera de ver lo objetivo y lo subjetivo, la costumbre de invertir lo verdadero y lo falso sin reconocer su sentido.

Dhyana no es una ilusión de los sentidos, es la perfecta contemplación de una cosa, considerada como algo verdadero, sin que por eso sea la cosa misma sino su esencia vibratoria. Es así que por medio de cualquier cosa que sea, el perfecto yoghi encuentra la vibración inicial, y el propósito de la concentración no es el de incorporarse en esta cosa, sino más bien vibrar a la misma tonalidad universal a fin de que por medio de ella se pueda encontrar el sendero del Absoluto.

Concentrarse a fin de obtener algo, como ciertas personas lo practican, es un ejercicio completamente fuera de lo que está practicado por el yoghi con el nombre de dhyana. La concentración es el ejercicio supremo antes de llegar al estado final de reintegración, y como esto se puede hacer a través de cualquier camino, el yoghi puede muy bien concentrarse en una silla, en el sol o en la representación divina de su elección.

Bien lejos está un yoghi de la idea de volverse silla, sol o la imagen de una divinidad cualquiera; se trata, por el contrario, de dar un punto de apoyo a la vibración para llegar, al fin, al estado de consciencia universal la cual anima todo. De este estado de dhyana se abre la puerta al samadhi.





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Figura Nº 5


El Yoghi Chadra Bala después de la experiencia del Samadhi.







SAMADHI



SAMADHI es el estado final, la identificación, la única experiencia verdadera.

Este estado fue a menudo discutido, pues naturalmente toda la doctrina yoga depende del valor de este estado final, el cual es, en cierto modo, la finalidad del yoghi. Sin embargo, hay que comprender aquí que el yoghi no tiene una meta determinada, pues él trabaja hacia una realización, pero no entendida como los occidentales quieren explicarla. El samadhi no es una recompensa, no es nada comparable con el paraíso o el nirvana, es el estado no de la consciencia sino el plano real de lo eterno en el sentido universal.

Nosotros, por nuestra parte, realizamos muy bien que todo es maya, que todo es ilusorio e ilusión, y por lo tanto si nos quedamos aprisionados en el tiempo y en el espacio estamos limitados en nuestra existencia y en nuestra expresión. Esta es una de las primeras cosas que mis discípulos han realizado: maya . . .

El estudiante de ocultismo común busca poderes, pero el discípulo de hermetismo, el investigador del esoterismo, entiende rápidamente la ilusión que nos hace tomar la vida en serio. Esta primera realización de lo máyico es el punto de partida de todas las comprensiones futuras. Los siete estados disciplinarios (de ilusión) precedentes son clasificables, pero el último es la VERDAD, es el samadhi que da respuesta a los principios vitales de la ley kármica y a la realización final.

Concebir eso es dar un gran paso en la vía de la Sabiduría, es el dominio teórico acabado, y resta solamente aplicar la práctica para terminar esta experiencia, la cual es la Vida, tal como está entendida generalmente.

Admitimos muy bien que nuestro pensamiento está balanceándose constantemente entre el pasado y el futuro. Nuestro espíritu está siempre ocupado por algún problema del futuro o se contempla en una acción ya pasada. El hecho de pensar en el presente se inclina más bien en el futuro, y cuando se desea realizarlo, él ya está en el pasado. La verdad, sin embargo, no puede ser sino el presente, pues es inconcebible que la verdad pudiera ser algo que ha pasado o algo que ha de venir, es decir, que no se puede aceptar la idea de que la verdad existía antes de haberla pensado o que ella no existirá más después de haber realizado lo que ella es!

La Verdad debe ser presente, pero presente en cada instante, y cómo explicárselo? De la manera siguiente:

Cuando un pensamiento vagando en el pasado quiere súbitamente hacer una incursión en el futuro, hay que detenerlo en el instante mismo en que terminando con el pasado se introduce en el futuro, pues en medio de los dos hay un instante, el cual es precisamente el presente. El presente es el tiempo apenas de una fracción de relámpago; sin embargo, hay que detenerlo, inmovilizar el pensamiento en este preciso instante, y de esta línea de separación entre el pasado y el futuro hacer un agrandamiento, ensancharla de manera de quedarnos, sin vacilar, con el pensamiento en este estado. Ese es el presente, y fijar el pensamiento en él es estar en el Universo Eterno: la Verdad.

La meditación tiene por objeto vagar alrededor de este pasado y de este futuro en los cuales yerra constantemente el pensamiento, en cambio, la concentración consiste en fijar su idea en aquella línea vertical que constituye el presente, y no moverla más. Ay! por medio de un mecanismo que hace parte de las leyes de Causa a Efecto (el karma) el pensamiento está atraído siempre hacia la meditación durante un tiempo más o menos prolongado (variable según se practiquen los ejercicios) es decir, oscila fuera de la línea del presente hacia un pensamiento pasado o una idea futura.

La Verdad es Presente y Eterna, pues es únicamente fuera de las limitaciones de tiempo y espacio que se puede entrever esta realidad que me permite decir que durante el sueño: los ensueños son la vida real vista en el sueño, y que durante la existencia activa de todos los días: la vida es un ensueño en la realidad.

En tanto que nos quedamos en los límites del tiempo y del espacio estamos en el error. Estudios, discusiones, análisis, observaciones, prácticas, doctrinas, etc., todo es ilusión, magia de los sentidos, espejo del espíritu; solo la identificación es verdadera. Samadhi es la Identificación con el Gran Todo, con el Eterno, con lo Universal en el Presente Inmutable.

Todos los estudios y las experiencias son producidas para alcanzar este estado de reintegración en el Principio Unico Inteligente.

Esta Unión verdadera del Yo con el yo permite comprender entonces la imposibilidad de explicarla como la Realización final que hay que experimentar por sí mismo. Y raros son aquellos que habiendo probado esta beatitud han tenido el valor para regresar y ofrecer a sus hermanos su experiencia a fin de darles a comprender la Libertad de cada uno para realizar su propia verdad, puesto que su experiencia ha de ser personal; sin embargo, la culminación final es la unión de todo en el Samadhi, es la reintegración colectiva en lo INDIVIDUAL ETERNO.





O M ¡. . .





1Perfecto Yoghi. Aquel que se ha entregado totalmente a la doctrina. Después de haberse perfeccionado, el estudiante se separará de su Gurú y, solitario, vivirá en el SADHANA (prácticas espirituales).

2Aspirante. Aquel que emprende la práctica de la Yoga (asanas, meditaciones, concentraciones, purificaciones, etc.). Este es el CHELLAH, es decir, discípulo, hasta el día en que llegue a ser un SIDDHA.

3EKAGRATA, quiere decir, la concentración. Textualmente sería el aislamiento del pensamiento en un punto único; unificación del espíritu en una sola dirección. Generalmente este estado de éxtasis se obtiene cerrando los ojos y dirigiéndolos interiormente hacia el BHRIKUTE (entrecejo) manteniéndose en la posición (asana) necesaria a este efecto.

4Véase el libro MISTICISMO EN EL SIGLO XX de la serie de los Grandes Mensajes. El Yoghi no tiene religión definida; puede visualizar el Cristo en su concentración o ser musulmán de religión, etc.; aunque llegue a ciertos estados del SADHANA, en un proceso yoghístico se libera a sí mismo de todas estas modalidades sectarias, hasta llegar a ser UNO con TODO.

5El Dr. de la Ferrière ha dicho “Todas las opiniones son buenas a condición de que sean sinceras… pero, ¿son sinceras?”.

6 En la Biblia para los cristianos (Mateo XIX-19).

7 En el Corán para los musulmanes.

8En el Bhagavad-Gita para los hindúes (brahmanistas).

9“Himnos del Bienaventurado” (canto a Dios). Es la Biblia popular de los hindúes compuesta en el siglo VII antes de J.C. o quizás antes. El “Canto Celestial” como se denomina, es un diálogo entre Krishna y su discípulo Arjuna. Este poema está tomado del Mahabharata (posterior a los Upanishads). Consta de 18 capítulos, cada uno de los cuales constituye una vía de realización y puede ser considerados como claves iniciáticas.

10MANTRAM. Palabras sagradas salmodiadas en vibraciones especiales para provocar efectos supramentales. Son un tipo de oraciones especialmente estudiadas desde el punto de vista de la modulación, con el objeto de producir tonalidades excepcionales en el egregor astral.

11El verdadero origen de la yoga se pierde en el tiempo. Patanjalí fue únicamente el primer compilador de las reglas que estableció métodos prácticos para el gran público, y nada más.

12“El católico no se da cuenta plenamente de que la Sanata-Dharma es la vía natural (verdaderamente adecuada) que conduce a Cristo”. (W. Wallace, S.J.).

13Fundada en 1769 en Leipzig. Ver EL LIBRO NEGRO DE LA FRANC-MASONERIA.

14El título de Saphenat Pancah en el séptimo grado de esta Orden, da una idea, sin embargo, de que el Rito tiene algo de particular en el sentido iniciático.

De todas maneras, debió haber en esto un acopio de datos en los archivos de la Antigua Tradición, pero la necesidad del reclutamiento en las Logias ha producido una degeneración general, aunque algunos, siendo o no conscientes del papel que juegan, han sido siempre enrolados para mantener en alto la llama de la Verdad.

15En la tradición hindú, es por medio de una flor de loto como son simbolizados los principales plexos (centro nervo-fluídicos) conocidos como los siete chakras primordiales. Cada uno se representa por una flor de diferente número de pétalos, cuatro para Muladhara, terminando en el loto de los mil pétalos: Sahasrara- Padma.

16Se ha manifestado Vishnu, en la Tierra encarnado a través de las edades, en un pez, en un cerdo, en una tortuga, en un enano, en Narashinga, en Parasuvanu, en Rama, en Krishna, en Buddha, y a través de su esperada décima encarnación en el Kalki Avatar (décimo Avatar o Mesías), comprendida como la Segunda Venida del Cristo, o el Maitreya de los Buddhistas.

17Bodhisatta, en pali (bodhi: sabiduría; satta: devoto) discípulo para la Iluminación. El ideal bodhisáttico es exclusivamente buddhista, pero un bodhisatta (y entonces es preferible usar el término sánscrito de boddhisattva) no debe ser necesariamente budista. El ideal bodhisáttvico se sintetiza en tres períodos: Mano-Panidhi (resolución mental que hace un devoto en presencia de un onmisciente para volverse un budha en el futuro), Vaci-Panidhi (expresión verbal que da un devoto en presencia de un Buddha con respecto a su resolución mental tomada algunos años antes) y Kaya-Panidhi (demostración singular de un devoto, el cual no pudiendo más contenerse demuestra su ardiente celo por medio de un acto ejemplar).

18ASHRAM deriva de un término que significa: lugar a donde vive el Sabio. Ese lugar, y su forma de existencia constituye el ashram, que generalmente es la residencia de un Gurú, alrededor del cual viven sus chellahs. El ashram puede ser: desde una casita de un yoghi, una choza aislada, hasta un edificio compuesto de templo, sala de estudio, dormitorios, etc., para abrigar a una comunidad de idealistas viviendo en la práctica espiritual (Vida thalansteriana).

19Guerrua es un color rojo-ocre (azafrán) proveniente de una piedra que sirve para teñir las telas para los Sannyasines. La pieza de lienzo que viste el Sannyasín se llama también guerrua y es el símbolo de abnegación respetado en el Oriente como algo sagrado; esa vestidura, reducida a su más simple expresión es el emblema de la santidad.

20Existe evidentemente una multitud de divisiones dentro del género humano (ateísta, materialista, positivista, practicista, relativista, espiritualista, y hasta espiritista, etc.). Pero para simplificar no voy a enunciar más que las dos grandes corrientes del pensamiento humano.

21Ciertas sectas cristianas y Ordenes Católicas siguen especialmente el régimen naturista, pero parece que estos preceptos han sido olvidados, apartando naturalmente aquellos que practican estrictamente la enseñanza del Cristo como los esenios, los mandeanos, los catharreos, los templarios, etc.

Las mismas referencias se pueden citar acerca de otras religiones, pero como mi libro está ofrecido principalmente al Occidente y en particular, quizás, al mundo cristiano, es en la Biblia que encuentro el mayor apoyo.

22Necrófago, aquel que come cadáveres, carne de un muerto. Hacer su almuerzo con productos provenientes del buey, del cerdo, del ternero, del venado, de aves o de peces es ser necrófago, por el hecho de nutrirse con la carne de animales muertos para este fin. Además de las toxinas (purina, malveína, estricnina, etc.), contenidas habitualmente en la carne animal, se sabe que ciertos gérmenes invaden los tejidos en cuanto la vida deja de animar estos cuerpos, lo cual agrega un veneno terrible a esta alimentación, causa de tantas enfermedades y muertes prematuras.

23La astrología demuestra en este punto su magnífico simbolismo. Cada uno de los signos del zodíaco resume una parte del cuerpo proporcionando según los aspectos las debilidades y aún las predisposiciones para las enfermedades. El signo del Toro es conocido como regente de la garganta, de la voz; al signo del Escorpión corresponden los órganos generadores y todo lo relacionado con el sexo. Como el signo del Toro está en el zodíaco exactamente opuesto al signo del Escorpión se ve la relación inmediata aún más, la tradición astrológica demanda que se tomen siempre en cuenta las oposiciones para el simbolismo. Así que Jesús de Nazareth no solamente tenía en su esquema natal la mayoría de los planetas en el signo de los Peces, sino que también vino para manifestar la Era Cristiana, la Edad Pisciana. A su nacimiento, pues, cuando el sol en precesión equinoccial se encontraba en el grado cero de los Peces (constelación Piscis) estaba exactamente opuesto al signo de la Virgen (180°). Se dice que es nacido de una Virgen.

24Alberto el Grande murió en el año 1280 después de haber estado ejerciendo el obispado de Ratisbona. Sus obras sobre alquimia, magia, astrología, son numerosas. El inició a Tomás de Aquino, al que dejó también notables obras de alquimia. Tomás de Aquino (1225-1274), denominado el Doctor Angélico, es el teólogo típico y, sin embargo, escribió todo lo que le fue posible sobre filosofía hermética, conocimiento básico de la Yoga.

25Roberto Bridges, autor del “Testamento de la Belleza”, relata la decisión de Tomás de Aquino de no escribir más después de sus experiencias de éxtasis prolongado. (Es el mismo principio de todos los perfectos yoghis que después de haber experimentado el gran éxtasis no quieren escribir más).

26Se sabe que la histeria es una enfermedad típicamente femenina. Este desorden nervosexual no fue nunca constatado en los machos. Berheim, Broca, Querineau y otros profesores del hospital de la Salpetriere de París u otros grandes hospitales, han explicado largamente la cuestión, por lo cual me excuso de este análisis.

27Teresa Neumann es un buen ejemplo en estos tiempos modernos.